Freud, en marzo de 1920, publica su trabajo Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina.
El caso tiene dos protagonistas.
En primer lugar, la mujer a la que podemos denominar el sujeto del caso, conocida para la posteridad como la joven homosexual.
"Joven", porque, cuando la analiza Freud, tiene dieciocho años.
En primer lugar, la mujer a la que podemos denominar el sujeto del caso, conocida para la posteridad como la joven homosexual.
"Joven", porque, cuando la analiza Freud, tiene dieciocho años.
Su nombre es Sidonie Csillag.
Se trata de un nombre ficticio, de un seudónimo utilizado con el fin de preservar su anonimato.
Este es el nombre con el que se la nombra en su biografía: "Sidonie Csillag. La <<joven homosexual>> de Freud"; escrito por Ines Rieder y Diana Voigt.
Las dos autoras nacieron en Viena.
Ines Rieder es periodista y escritora.
Diana Voigt es editora y escritora.
Excepto el nombre propio y el apellido de la joven homosexual, el resto de los nombres que aparecen en la biografía son verdaderos.
Al igual que el Hombre de las ratas, del que ya nadie recuerda su verdadero nombre, el nombre de esta mujer se ha eternizado, ha quedado escrito en la historia del psicoanálisis, con letras de oro, como la "Joven homosexual" de Freud.
Ha sido bautizada con el agua bendita de su psicoanálisis.
Su propio nombre es efecto del psicoanálisis.
Su historia es indisociable de la historia del psicoanálisis.
El Hombre de las ratas y la Joven homosexual han sido bautizados en la pila del bautismo psicoanalítico, después de haber competido en la justa transferencial, habiendo atravesado sus pruebas (en las que se pone a prueba al sujeto), con el nombre de su síntoma (sínthoma): el tormento de las ratas y la homosexualidad.
El acto psicoanalítico ha elevado el sínthoma, lo más patético del sujeto, la piedra angular que han desechado los arquitectos, a la dignidad de nombre propio.
Para Freud, el síntoma tiene el valor de una realización sexual, de goce.
Un psicoanálisis, al poner en acto la realidad sexual de la transferencia a partir de la instancia o estancia del Otro, en tanto lugar del significante, de la verdad, tiene una doble función: deseo de reconocimiento y reconocimiento del deseo. (En liza constante con la pasión del desconocimiento.)
El sínthoma, en esta posición de avanzadilla, es uno de los nombres-del-goce.
El psicoanálisis apunta a la bejahung del otro goce en su radical alteridad.
II) Leonie Von Puttkamer: La Dama
Leonie es para Sidonie La Mujer no tachada; por eso, la ama con pasión.
La otra mujer, el objeto del caso, el supuesto objeto de la supuesta homosexualidad (estamos en el campo de las suposiciones) de Sidonie, es una puta.
La así llamada, porque se trata de una prostituta de lujo (un auténtico lujo), de una puta aristocrática (si es verdad que existe una aristocracia de las putas), la baronesa Leonie Von Puttkamer.
Vamos a dirigirnos al significante.
No a la persona, sino a los componentes léxicos del nombre propio.
Nos detenemos en el Von: Leonie von Puttkamer
¿Cuál es su valor?
Es un índice de distinción.
Tiene función de insignia, de emblema.
El von de un apellido identifica a su portador a una insignia del Otro indicativa de nobleza.
En alemán, von, es una preposición que significa de y del.
Al usarse como parte de un nombre germano, el agregado von puede indicar que la persona que lo lleva forma parte de la nobleza.
El de también se utiliza en español, francés y portugués como marca de pertenencia a la clase noble.
Con la abolición de la monarquía en Alemania y Austria en 1919, los privilegios de la nobleza quedaron suprimidos, con lo que la preposición von fue eliminada.
En Austria, en 1918, se suprimieron todos los indicadores de nobleza en los nombres familiares.
Un cambio político, la abolición de la monarquía y sus privilegios, tiene como efecto una transformación radical en el plano de la estructura social, que deja su marca en el lenguaje: la pérdida de la preposición von que se asocia, como emblema de la relación de pertenencia a la clase noble, con un determinado apellido.
Gracias a este significante el apellido adquiere la categoría de aristocrático y la persona que lo porta de aristócrata.
Los privilegios verdaderamente privilegiados, reales, son los que emanan del lenguaje, aquellos que, como en este caso, permiten el usufructo, el uso y disfrute de un determinado significante.
Como es el caso del significante von -de o del-, que significa pertenencia, reconocimiento, rango, nobleza.
En contrapartida, la pérdida de esa posición social privilegiada implica la desaparición, la abolición de su marca significante. (La tachadura.)
No hay que olvidar que cualquier privilegio comporta como su contrapartida una responsabilidad.
Cuando lo que está en juego es la ascendencia aristocrática eso supone que "Noblesse oblige" ("Nobleza obliga".)
En el Diccionario de la Academia francesa se dice que: "Quien se autoproclame a sí mismo como noble, debe conducirse como un / una noble".
Llama la atención que la baronesa Leonie von Puttkamer, la amada y admirada Dama de la joven Sidonie, siga arrastrando, a pesar de su arrastrada vida, esa insigne preposición que constituye la insignia de su pertenencia a la aristocracia prusiana, de su condición de mujer noble. (Ahora arrastrada por los suelos.)
Cualquier obligación de nobleza ha sido mancillada en el desempeño de su noble profesión que la obliga a un comportamiento de lo más innoble.
Leonie, en su ejercicio distinguido de la profesión más antigua del mundo, como furcia de lujo (además de invertida), a la busca y captura de hombres adinerados, de elevada posición social, a lo último a lo que se atiene como norma de vida es al significante von (heredado de su padre) al que nobleza obliga.
¿No podría ser este significante amo -el von prusiano- el vehículo de toda la hipocresía social que caracteriza a la familia noble y distinguida de Leonie?
¿No sería más bien el índice de una mentira que infiltra todos los intersticios de su estructura familiar?
Si esto fuese así, si el von indicase, para la hija, la posición de descreimiento (unglauben) de sus padres con respecto a la Ley, no sería nada extraño el deslizamiento de esta mujer por la vertiente de la perversión.
Su comportamiento promiscuo y degradado, aunque estéticamente no sea de nuestro agrado, tendría la función de una père-versión (versión-padre.)
Es el amor y la añoranza tan intensa del padre (rasgo característico de la homosexualidad femenina) aquello que anuda a Sidonie y a Leonie en su père-versión.
Leonie von Puttkamer procede de una familia de la nobleza prusiana.
El Von debería haber signado su relación de pertenencia, de filiación, al linaje aristocrático que presidió su nacimiento.
El del tendría que haber sellado de forma indeleble su condición noble y aristocrática.
Su noble planta, delicada y fina, cultivada en el selecto invernadero familiar, estaba destinada a arraigar profundamente en la fértil tierra solariega del exclusivo von.
Sucede todo lo contrario.
Leonie desprecia sus raíces familiares.
Rechaza todo aquello que implica un arraigo en su historia.
Su conducta disoluta desata todos los lazos que la anudan con su linaje.
Todo esto no tiene que ver exclusivamente con su condición de prostituta, con su conducta viciosa.
No es una cuestión moral.
El problema no es que ella se prostituya, sino que todos sus valores simbólicos, sus significantes-nudo, han sufrido un proceso de prostitución, de de-generación.
Al haberse perdido la referencia al Otro (con mayúsculas), a la Ley del significante, el ser parlante (Leonie, para más señas) se extravía entre los objetos del mundo, con los que mantiene relaciones de predominio imaginario, promiscuas, indiscriminadas, degradándose en su condición de sujeto, en su dignidad de deseante.
Renegar de los orígenes, de los lazos de filiación, familiares, genealógicos; de la historia que nos han hecho y que nos ha hecho; de la palabra de nuestros antepasados; de la tradición a heredar; de los bienes raíces, arraigados y arraigantes; del deseo que nos creó; de todo el patrimonio simbólico sobre el que se sostiene la condición y la convicción irrenunciable del sujeto conlleva la subducción ("hundimiento de una placa litosférica bajo otra") inevitable de la plataforma sobre la que se sostiene la Ley del deseo.
Lo que queda después de este terremoto subjetivo, de esta desgracia del ser, es un agujero irreparable y un sujeto prostituido, desarraigado, desclasado, exiliado de lo simbólico, apátrida, vagabundo.
El signo patognomónico de este desarraigo del ser, de esta fuga de la existencia, de esta esquizia subjetiva, es la sustitución de los lazos sociales, discursivos, discriminados, por la confusión imaginaria, indistinta, transitiva. (Yo soy otro.)
En Leonie-von-nada hay una posición activa de rechazo (verwerfüng) a la bejahung (afirmación) de la condición, de la castración. (En su vertiente de deuda simbólica.)
En este caso prefiero utilizar el concepto de verwerfung que implica un rechazo enérgico, en el sentido del acto de arrojar lejos, que el de verleugnung (renegación) como es clásico en la perversión.
Leonie, por la verwerfung de la condición, de la complejidad edípica, está confrontada directamente al horror del agujero, en su aspecto más siniestro, insoportable.
Su recurso desesperado es llenar ese agujero mortífero con perversión: promiscuidad, inversión, prostitución, dinero, vicios diversos, degradación, etc.
A todo este conjunto de recursos imaginarios, desesperados e inútiles, con los que Leonie trata de paliar el dolor de existir, el agujero de la existencia, lo vamos a calificar como la estrategia subjetiva del sistema del goce al cuadrado.
¿En qué consiste este sistema? Se trata de gozar cuanto más mejor, sin límite, traspasando todas las barreras de la ética, la estética, el pudor y el dolor. Dicho a lo bruto: gozar a lo bestia.
No hay que perder de vista que, más allá de este furor gocerino, que puede asemejarse a lo ninfomaníaco, está lo más ominoso del agujero.
Como consecuencia, incluso en el seno de esta extremada degeneración de la condición, hay un deseo de castración, un anhelo de amor, que permitiría "hacer condescender el goce al deseo". (J. Lacan.)
Este es el estribillo que canta con voz desafinada Leonie von Puttkamer, acompañada de Anita Barber y de Sidonie Scillag:
Sabemos con Freud que, en el más allá del principio del placer, el goce tiene un valor 0; por lo cual, si la potencia del goce es 0, goce elevado a 0 es igual a 1.
Leonie, por mucho que goce, no será capaz de trascender el Uno de lo imaginario.
a0 = 1
El psicoanálisis se encamina hacia otra potencia, la de lo simbólico, en su incidencia sobre lo real, sobre el goce del cuerpo:
S (A)
III) Los Puttkamer: el goce cocotte y prusiano
¿Cuál era el origen familiar de Leonie, la amante de Sidonie?:
"El padre y la madre de Leonie Puttkamer provienen de familias prusianas de la antigua nobleza. Los Puttkamer eran un linaje muy ramificado -la línea Vietzke-Pansin, de la que provenía Leonie, está documentada por primera vez en 1436- con gran cantidad de bienes raíces y la consiguiente influencia política en la corte. La propiedad familiar quedaba en Schlackow cerca de Saleske y obtenía su riqueza de la agricultura y la silvicultura. Günther, el padre, nacido en 1861, era comandante en el ejército real prusiano.
Anna Luise, la madre, llevaba el apellido de soltera Alvensleben, uno de los linajes más antiguos e influyentes del norte de Alemania. (...)
(...) Luego del nacimiento de los hijos, el matrimonio comenzó a tener desacuerdos: Günther se sentía sobreexigido, Anna Luise, dejada de lado. Por esa razón, ella comenzó a tener relaciones con hombres y con mujeres.
(...) Cuando, en 1902, Anna Luise se enamoró de un diplomático italiano, se mudó con él a Roma. Eso era más de lo que Günther von Puttkamer podía tolerar, viajó a Roma para terminar su matrimonio en una escena dramática e iniciar el trámite de divorcio. A causa de sus aventuras y su divorcio, Anna Luise von Alvensleben perdió el respeto de la aristocracia prusiana, extremadamente conservadora, y ya no era considerada <<digna de la corte>> (...)
(...) el esporádico contacto con su padre fue empeorando. Durante una visita en lo de él y la madre postiza, tan poco querida, en el año 1911, esta había sostenido que Leonie no estaba bien de la cabeza, y había solicitado a un especialista berlinés que redactara un dictamen médico. En un procedimiento humillante, se diagnosticó la buena salud mental de Leonie, pero también su <<anormalidad>> sexual. Puttkamer padre suspendió sus pagos de manutención y recibió como respuesta un juicio por alimentos por parte de su hija. La relación, que ya era mala, se terminó de romper por esta cuestión, y Leonie fue desheredada por su padre." (Sidonie Scillag; La <<joven homosexual>> de Freud; Ines Rieder y Diana Voigt; Ed. el cuenco de plata; 2004; Págs. 81 y 83.)
Aunque un grano no hace granero, vamos a tomar como botón de muestra el siguiente episodio de la biografía de Sidonie, con el fin de captar el estilo perverso de Leonie. (No hay que ver aquí ningún matiz peyorativo; el psicoanálisis analiza conductas, no las juzga.)
Leonie se casa, por absoluta conveniencia, por el vil metal, que ella aprecia tanto, con un pájaro de cuenta que se llama Albert Gessmann, una auténtica y sin igual mala persona.
Las relaciones se deterioran a ritmo acelerado, de reggaeton, hasta el punto que, aprovechando una súbita indisposición suya, Alberto acusa a Leonie de intento de asesinato no consumado con el fin de quedarse, una vez muerto el pajarito, con su bolsa. ("La bolsa o la vida": el vel de la alienación.)
De hecho, la cogen presa y la someten a un juicio.
En los momentos más turbios de su relación irrumpe en el escenario una tal Anita Berber:
"Entonces sí intentó ponerle trabas y prohibió a Leonie mostrarse en público con mujeres [Se refiere al bueno de Alberto] ¡Pero quién puede impedir a un pájaro volar! Leonie, por supuesto, no se atuvo a la prohibición. Al contrario: le causaba un placer inmenso llevar a pasear a diversas damas durante el día en el auto de él y visitar con ellas todo tipo de lugares de entretenimiento. Y así hacerlo quedar como cornudo en público. Seguro que entonces todos creían que el señor presidente no podía satisfacer a su esposa y por eso ella se trataba con mujeres. ¡Qué humillación para él!
Y después comenzó toda esa locura con la bailarina nudista Anita Berber. Él nunca había visto a Leonie tan excitada. Después de haber visto la foto de la Berber en diversas revistas, ella le había insistido durante meses con el pedido de que le consiguiera, a esta sifilítica morfinómana un show en el Tabarín... y él, para colmo, había sido tan idiota de, efectivamente, intentarlo. Gracias a Dios, no había resultado.
Pero después, la Berber, fue de todos modos a Viena, para rodar una película, y él ya no veía más a Leonie o sólo muy tarde, por la noche, en estado de ebriedad, con la Berber semidesnuda sobre el regazo y el anuncio de que ahora se acostarían juntas.
Ella estaba como si hubiera perdido la razón y, una noche, le lanzó en la cara -después de haber cenado juntos en el Sacher y allí haber coqueteado con un desconocido, poniéndolo otra vez en ridículo- que le resultaba repulsivo, que se metiera su dinero en el culo y que no quería volver a verlo nunca más. Entonces, él le quiso pegar, a lo que ella reaccionó amenazándolo con su propio revolver.
Al día siguiente, se había ido. Y después se separó y desapareció con otra cocota del entorno de la Berber en Berlín. Ni siquiera su dinero pudo hacer algo, porque ella empeñó todos sus muebles y objetos de plata así como joyas que él le había regalado y de ese modo se volvió independiente y no extorsionable. Con la suma increíble de 1000 millones de coronas se marchó. El divorcio se consumó en agosto de 1922 y él volvía a estar solo." (Op. cit.; Págs. 97-98.)
Colorín colorado este cuento se ha acabado. Así se las gasta esta mujer de alma partida y cuerpo entero, que no deja ningún plato sin romper, transformándolo todo en un auténtico desorden de cacharrería.
Esto no es óbice para que los hombres se pirren por ella. La quieran salvar o, al final, ella los arrastra al fango, al rincón más miserable de la existencia.
Esto de cocota o de cocotte, en plan más fino, es uno de los nombres del goce femenino, como tal inexhaustible, imposible de alcanzar, a pesar de todos los cálculos exhaustivos que le dejan a uno exhausto, para el arrastre, después de aplicar a rajatabla, a partir de La Mujer que no existe, el metodo de exhaución.
Siempre funciona aquí un "Dime con quien andas y te diré quién eres", que, desgraciadamente, concluye en un no-eres.
¿Qué características definen a la cocota Leonie en su irresistible coquettería?:
Des-orbitado hay que leerlo al pie de la letra: el sujeto que ha perdido su órbita.
Leonie no está solo desnortada, sino fuera de órbita.
¿Cuál es el motivo?
Un planeta gira en la órbita de otro planeta, de masa mayor, atraído por su fuerza de gravedad.
La tierra desarrolla su órbita alrededor del sol.
En la existencia de Leonie no hay ningún significante con fuerza de Ley, con el suficiente peso de gravedad como para atraerla a su órbita.
El descreimiento (unglauben) afecta al significante central, clave, al Nombre-del-padre, alrededor del cual gravitan el conjunto de los significantes.
En Leonie, se ha producido una operación de des-investidura libidinal, una retractación, una desmentida, una desestimación, que tiene efectos forclusivos sobre el significante de la Ley, sobre el Nombre-del-Padre.
A esta desmentida, que tiene lugar en el lugar del Otro, que afecta electivamente al significante del Otro, a la Ley del Otro, la podemos formalizar, como lo hace Lacan en el Esquema R (subvertido por la psicosis), con un P0: el pseudo-agujero
.
Un pseudo-agujero, a diferencia de un verdadero agujero, es un agujero que se puede reducir a un punto.
Un ejemplo es el agujero de una circunferencia.
El agujero central del toro es verdadero porque es irreductible a un punto.
Al pseudo-agujero lo voy a denominar la gran letrina, a la que van a desaguar todos los restos y desechos del mundo.
La cocotte puede encarnar esta gran letrina.
Por eso se dice que la prostitución tiene una función social con relación a la economía del goce; debido a lo cual, es la profesión más antigua del mundo.
En el caso concreto de Leonie-von-nada, en su vida de cocotte, su principal dedicación es la de intentar taponar ese pseudo-agujero con, valga la expresión, pseudo-objetos.
Se trata de objetos bien indispuestos para gozar, que, paradójicamente, tienen la función de evitar cualquier fuga de goce, que no se escape ni el más mínimo goce.
Es evidente que su fracaso es estrepitoso.
Por pretender lo mejor uno se ve arrastrado a lo peor.
Estos objetos rematadamente mal dispuestos tienen una dimensión fundamentalmente negativa, en el sentido de que no son objetos significantes, nombrados, bautizados con el agua bendita de la palabra.
No son objetos benditos, bendecidos, bien dichos, por el Otro.
Su misión primordial es taponar la falta, desmentir la castración.
A pesar del barullo y del estrépito, de la exaltación maníaca, la fiesta y el descontrol, todo converge en correr un tupido velo sobre el misterio del falo.
Todos estos pseudo-objetos de goce van a parar irremisiblemente al pseudo-agujero, a la gran letrina del mundo.
Son auténticos desechos totalmente desvalorizados, desprovistos de la función causa del deseo.
Leonie, al no poder sostener su existencia en un vínculo discursivo con objetos significantes, aquellos que podrían bendecir su condición de sujeto deseante, queda sometida y aplastada por un imperativo de goce: "Goza siempre más, sin tregua, sin pausa, hasta el final". (Y el final suele ser la muerte.)
¿Cuál es la fórmula del goce-cocotte, del goce Leonie-Von-Nada?:
P0 (agujero 0 + objeto 0) = 1 = goce cocotte
Que se lee así: desmentida del Nombre-del-Padre -P0-, como función de la suma: pseudo-agujero (agujero 0) más (+) pseudo-objeto (objeto 0), igual (=) al Uno absoluto (1) del imperativo de goce: el goce cocotte
¿Cuál es el goce al que Sidonie quiere acceder a través de su acting-out?
NP (agujero S + objeto S) = √(-1) + @ = goce acting-out
Que se lee así: bejahung del Nombre-del-Padre -NP-, como función de la suma: agujero verdadero, significante (agujero S), más (+) objeto significante (objeto S), igual (=) a √(-1) (el número imaginario i) más (+) el objeto @.
Hay una fórmula más retórica, menos formal, menos matemática, para definir el goce cocotte.
Leonie-von-nada goza de una forma ex-orbitante (que supera lo normal o razonable; que se ha proyectado fuera de cualquier órbita) porque está des-orbitada.
Esto no quiere decir ni que se lo pase muy bien ni que sienta mucho placer.
Más bien, debido a que lo que está en juego es el goce (la befriedigung) y no el placer (el lust), lo pasa muy mal, siente mucho dolor, insatisfacción, displacer.
Sobre todo, machaca su cuerpo, lo maltrata, sometiéndolo a prácticas de goce que sobrepasan la barrera del placer-displacer, que transgreden el equilibrio, la homeostasis.
Todo parte de esa condición de des-orbitada, en el sentido de que ha abandonado la órbita de la Ley.
La consecuencia es que no hay ningún significante que actué como punto de capitón, que la amarre al discurso, que la sujete a la cadena del significante, que la anude (con un lazo enlazado, como lo expresa Lacan) al lugar del Otro.
La condición de cocotte es una modalidad existencial, (in) consistente en un estar suelta, no sometida, no sujeta (por lo tanto, no sujeto), al yugo de la metonimia de los significantes, a la Ley Paterna (La del deseo.)
¿Por qué esa des-orbitación des-orbitada de Leonie-von-nada?
Hay que suponer que en su historia el significante no tuvo la suficiente fuerza gravitacional, de goce, para a-traerla hacia su órbita.
Debió acontecer un fallo grave en la transmisión de la Ley por parte de sus padres.
Si los padres no cuentan en las encrucijadas de su relación con el significante como tercero, como referencia obligada, como instancia de apelación, el prestigio de la Ley quedará socavado, su voz enmudecerá, no se lo llamará porque habrá perdido su dimensión de promesa fecunda, su potencia de respuesta simbólica, la capacidad de gestar en su seno la vida del deseo,
Si en la familia de Leonie la Ley no ha sido agraciada; si el Otro de la palabra ha sido enterrado bajo el peso del descreimiento; si la bejahung significante ha quedado acallada por un espeso silencio; el sujeto quedará condenado a errar, en un extravío continuo, deambulando como un vagabundo, extra-muros del cuerpo social, rechazado del ágora ciudadana, del organismo lenguajero, eyectado fuera de la órbita cuyo lazo elíptico uno transita y comparte con los otros. (La elipsoide significante que hace nudo con el Otro.)
Se trata de un nombre ficticio, de un seudónimo utilizado con el fin de preservar su anonimato.
Este es el nombre con el que se la nombra en su biografía: "Sidonie Csillag. La <<joven homosexual>> de Freud"; escrito por Ines Rieder y Diana Voigt.
Las dos autoras nacieron en Viena.
"Dama, Dama, de alta alcurnia, de baja cama..." |
Ines Rieder es periodista y escritora.
Diana Voigt es editora y escritora.
Excepto el nombre propio y el apellido de la joven homosexual, el resto de los nombres que aparecen en la biografía son verdaderos.
Al igual que el Hombre de las ratas, del que ya nadie recuerda su verdadero nombre, el nombre de esta mujer se ha eternizado, ha quedado escrito en la historia del psicoanálisis, con letras de oro, como la "Joven homosexual" de Freud.
Ha sido bautizada con el agua bendita de su psicoanálisis.
Su propio nombre es efecto del psicoanálisis.
Su historia es indisociable de la historia del psicoanálisis.
El Hombre de las ratas y la Joven homosexual han sido bautizados en la pila del bautismo psicoanalítico, después de haber competido en la justa transferencial, habiendo atravesado sus pruebas (en las que se pone a prueba al sujeto), con el nombre de su síntoma (sínthoma): el tormento de las ratas y la homosexualidad.
El acto psicoanalítico ha elevado el sínthoma, lo más patético del sujeto, la piedra angular que han desechado los arquitectos, a la dignidad de nombre propio.
Para Freud, el síntoma tiene el valor de una realización sexual, de goce.
Un psicoanálisis, al poner en acto la realidad sexual de la transferencia a partir de la instancia o estancia del Otro, en tanto lugar del significante, de la verdad, tiene una doble función: deseo de reconocimiento y reconocimiento del deseo. (En liza constante con la pasión del desconocimiento.)
El sínthoma, en esta posición de avanzadilla, es uno de los nombres-del-goce.
El psicoanálisis apunta a la bejahung del otro goce en su radical alteridad.
II) Leonie Von Puttkamer: La Dama
Leonie es para Sidonie La Mujer no tachada; por eso, la ama con pasión.
La otra mujer, el objeto del caso, el supuesto objeto de la supuesta homosexualidad (estamos en el campo de las suposiciones) de Sidonie, es una puta.
La así llamada, porque se trata de una prostituta de lujo (un auténtico lujo), de una puta aristocrática (si es verdad que existe una aristocracia de las putas), la baronesa Leonie Von Puttkamer.
Vamos a dirigirnos al significante.
No a la persona, sino a los componentes léxicos del nombre propio.
Nos detenemos en el Von: Leonie von Puttkamer
¿Cuál es su valor?
Es un índice de distinción.
Tiene función de insignia, de emblema.
El von de un apellido identifica a su portador a una insignia del Otro indicativa de nobleza.
En alemán, von, es una preposición que significa de y del.
Al usarse como parte de un nombre germano, el agregado von puede indicar que la persona que lo lleva forma parte de la nobleza.
El de también se utiliza en español, francés y portugués como marca de pertenencia a la clase noble.
Con la abolición de la monarquía en Alemania y Austria en 1919, los privilegios de la nobleza quedaron suprimidos, con lo que la preposición von fue eliminada.
En Austria, en 1918, se suprimieron todos los indicadores de nobleza en los nombres familiares.
El von aristocrático |
Un cambio político, la abolición de la monarquía y sus privilegios, tiene como efecto una transformación radical en el plano de la estructura social, que deja su marca en el lenguaje: la pérdida de la preposición von que se asocia, como emblema de la relación de pertenencia a la clase noble, con un determinado apellido.
Gracias a este significante el apellido adquiere la categoría de aristocrático y la persona que lo porta de aristócrata.
Los privilegios verdaderamente privilegiados, reales, son los que emanan del lenguaje, aquellos que, como en este caso, permiten el usufructo, el uso y disfrute de un determinado significante.
Como es el caso del significante von -de o del-, que significa pertenencia, reconocimiento, rango, nobleza.
En contrapartida, la pérdida de esa posición social privilegiada implica la desaparición, la abolición de su marca significante. (La tachadura.)
No hay que olvidar que cualquier privilegio comporta como su contrapartida una responsabilidad.
Cuando lo que está en juego es la ascendencia aristocrática eso supone que "Noblesse oblige" ("Nobleza obliga".)
En el Diccionario de la Academia francesa se dice que: "Quien se autoproclame a sí mismo como noble, debe conducirse como un / una noble".
Llama la atención que la baronesa Leonie von Puttkamer, la amada y admirada Dama de la joven Sidonie, siga arrastrando, a pesar de su arrastrada vida, esa insigne preposición que constituye la insignia de su pertenencia a la aristocracia prusiana, de su condición de mujer noble. (Ahora arrastrada por los suelos.)
Henri de Toulouse-Lautrec – “Salón de la Rue des Moulins” (1894) |
Cualquier obligación de nobleza ha sido mancillada en el desempeño de su noble profesión que la obliga a un comportamiento de lo más innoble.
Leonie, en su ejercicio distinguido de la profesión más antigua del mundo, como furcia de lujo (además de invertida), a la busca y captura de hombres adinerados, de elevada posición social, a lo último a lo que se atiene como norma de vida es al significante von (heredado de su padre) al que nobleza obliga.
¿No podría ser este significante amo -el von prusiano- el vehículo de toda la hipocresía social que caracteriza a la familia noble y distinguida de Leonie?
¿No sería más bien el índice de una mentira que infiltra todos los intersticios de su estructura familiar?
Si esto fuese así, si el von indicase, para la hija, la posición de descreimiento (unglauben) de sus padres con respecto a la Ley, no sería nada extraño el deslizamiento de esta mujer por la vertiente de la perversión.
Su comportamiento promiscuo y degradado, aunque estéticamente no sea de nuestro agrado, tendría la función de una père-versión (versión-padre.)
Es el amor y la añoranza tan intensa del padre (rasgo característico de la homosexualidad femenina) aquello que anuda a Sidonie y a Leonie en su père-versión.
Margarethe Csonka, la "Joven homosexual" |
Leonie von Puttkamer procede de una familia de la nobleza prusiana.
El Von debería haber signado su relación de pertenencia, de filiación, al linaje aristocrático que presidió su nacimiento.
El del tendría que haber sellado de forma indeleble su condición noble y aristocrática.
Su noble planta, delicada y fina, cultivada en el selecto invernadero familiar, estaba destinada a arraigar profundamente en la fértil tierra solariega del exclusivo von.
Sucede todo lo contrario.
Leonie desprecia sus raíces familiares.
Rechaza todo aquello que implica un arraigo en su historia.
Su conducta disoluta desata todos los lazos que la anudan con su linaje.
Todo esto no tiene que ver exclusivamente con su condición de prostituta, con su conducta viciosa.
No es una cuestión moral.
El problema no es que ella se prostituya, sino que todos sus valores simbólicos, sus significantes-nudo, han sufrido un proceso de prostitución, de de-generación.
Al haberse perdido la referencia al Otro (con mayúsculas), a la Ley del significante, el ser parlante (Leonie, para más señas) se extravía entre los objetos del mundo, con los que mantiene relaciones de predominio imaginario, promiscuas, indiscriminadas, degradándose en su condición de sujeto, en su dignidad de deseante.
Renegar de los orígenes, de los lazos de filiación, familiares, genealógicos; de la historia que nos han hecho y que nos ha hecho; de la palabra de nuestros antepasados; de la tradición a heredar; de los bienes raíces, arraigados y arraigantes; del deseo que nos creó; de todo el patrimonio simbólico sobre el que se sostiene la condición y la convicción irrenunciable del sujeto conlleva la subducción ("hundimiento de una placa litosférica bajo otra") inevitable de la plataforma sobre la que se sostiene la Ley del deseo.
La subducción, el hundimiento de la plataforma de la Ley |
Lo que queda después de este terremoto subjetivo, de esta desgracia del ser, es un agujero irreparable y un sujeto prostituido, desarraigado, desclasado, exiliado de lo simbólico, apátrida, vagabundo.
El signo patognomónico de este desarraigo del ser, de esta fuga de la existencia, de esta esquizia subjetiva, es la sustitución de los lazos sociales, discursivos, discriminados, por la confusión imaginaria, indistinta, transitiva. (Yo soy otro.)
En Leonie-von-nada hay una posición activa de rechazo (verwerfüng) a la bejahung (afirmación) de la condición, de la castración. (En su vertiente de deuda simbólica.)
En este caso prefiero utilizar el concepto de verwerfung que implica un rechazo enérgico, en el sentido del acto de arrojar lejos, que el de verleugnung (renegación) como es clásico en la perversión.
Leonie, por la verwerfung de la condición, de la complejidad edípica, está confrontada directamente al horror del agujero, en su aspecto más siniestro, insoportable.
Su recurso desesperado es llenar ese agujero mortífero con perversión: promiscuidad, inversión, prostitución, dinero, vicios diversos, degradación, etc.
A todo este conjunto de recursos imaginarios, desesperados e inútiles, con los que Leonie trata de paliar el dolor de existir, el agujero de la existencia, lo vamos a calificar como la estrategia subjetiva del sistema del goce al cuadrado.
¿En qué consiste este sistema? Se trata de gozar cuanto más mejor, sin límite, traspasando todas las barreras de la ética, la estética, el pudor y el dolor. Dicho a lo bruto: gozar a lo bestia.
No hay que perder de vista que, más allá de este furor gocerino, que puede asemejarse a lo ninfomaníaco, está lo más ominoso del agujero.
Como consecuencia, incluso en el seno de esta extremada degeneración de la condición, hay un deseo de castración, un anhelo de amor, que permitiría "hacer condescender el goce al deseo". (J. Lacan.)
Este es el estribillo que canta con voz desafinada Leonie von Puttkamer, acompañada de Anita Barber y de Sidonie Scillag:
- Leonie quiere gozar de todo; pero esto es justo lo que no puede ser, lo imposible, lo real; que solo permite el goce notodo.
- Leonie quiere gozar siempre; pero esto es justo lo que no puede ser, lo imposible, lo real; que solo permite el-goce-en-el-tiempo. (Discontinuo, pasajero, interrupto.)
- Leonie quiere gozar del Uno; pero esto es justo lo que no puede ser, lo imposible, lo real; que solo permite el goce-Otro.
- Leonie quiere que su goce solo sea ganancia, beneficio, rédito; pero esto es justo lo que no puede ser, lo imposible, lo real; que solo permite gozar sobre un trasfondo de pérdida. (No hay ganancia sin pérdida; no hay plus sin minus.)
- Leonie quiere gozar de La Mujer; pero esto es justo lo que no puede ser, lo imposible, lo real; que solo permite el acceso a
LaMujer tachada, a una mujer. (No existe el universal del todas las mujeres; solo existe la mujer una por una.)
- Leonie quiere gozar de todo el cuerpo; pero esto es justo lo que no puede ser, lo imposible, lo real; que solo permite gozar de una parte del cuerpo: del pecho, el escíbalo, la voz, la mirada. (Todo goce es parcial porque el cuerpo hablante está re-cortado por el significante.)
- Leonie quiere gozar de un objeto total, completo, sin falta {i (a)}; pero esto es justo lo que no puede ser, lo imposible, lo real; que solo permite gozar de un objeto parcial, del objeto @, que, en su condición inasumible, de goce real, tacha, abole al sujeto. (La pulsión es el trayecto que recorre el borde de los orificios erógenos del cuerpo.)
La transformación continua, vía la topología, de una taza en un donut, en un cuerpo agujereado |
- Leonie quiere gozar al cuadrado, es decir, a la enésima potencia, al goce elevado a n.
Sabemos con Freud que, en el más allá del principio del placer, el goce tiene un valor 0; por lo cual, si la potencia del goce es 0, goce elevado a 0 es igual a 1.
Leonie, por mucho que goce, no será capaz de trascender el Uno de lo imaginario.
a0 = 1
El psicoanálisis se encamina hacia otra potencia, la de lo simbólico, en su incidencia sobre lo real, sobre el goce del cuerpo:
S (
¿Cuál era el origen familiar de Leonie, la amante de Sidonie?:
"El padre y la madre de Leonie Puttkamer provienen de familias prusianas de la antigua nobleza. Los Puttkamer eran un linaje muy ramificado -la línea Vietzke-Pansin, de la que provenía Leonie, está documentada por primera vez en 1436- con gran cantidad de bienes raíces y la consiguiente influencia política en la corte. La propiedad familiar quedaba en Schlackow cerca de Saleske y obtenía su riqueza de la agricultura y la silvicultura. Günther, el padre, nacido en 1861, era comandante en el ejército real prusiano.
Anna Luise, la madre, llevaba el apellido de soltera Alvensleben, uno de los linajes más antiguos e influyentes del norte de Alemania. (...)
(...) Luego del nacimiento de los hijos, el matrimonio comenzó a tener desacuerdos: Günther se sentía sobreexigido, Anna Luise, dejada de lado. Por esa razón, ella comenzó a tener relaciones con hombres y con mujeres.
(...) Cuando, en 1902, Anna Luise se enamoró de un diplomático italiano, se mudó con él a Roma. Eso era más de lo que Günther von Puttkamer podía tolerar, viajó a Roma para terminar su matrimonio en una escena dramática e iniciar el trámite de divorcio. A causa de sus aventuras y su divorcio, Anna Luise von Alvensleben perdió el respeto de la aristocracia prusiana, extremadamente conservadora, y ya no era considerada <<digna de la corte>> (...)
(...) el esporádico contacto con su padre fue empeorando. Durante una visita en lo de él y la madre postiza, tan poco querida, en el año 1911, esta había sostenido que Leonie no estaba bien de la cabeza, y había solicitado a un especialista berlinés que redactara un dictamen médico. En un procedimiento humillante, se diagnosticó la buena salud mental de Leonie, pero también su <<anormalidad>> sexual. Puttkamer padre suspendió sus pagos de manutención y recibió como respuesta un juicio por alimentos por parte de su hija. La relación, que ya era mala, se terminó de romper por esta cuestión, y Leonie fue desheredada por su padre." (Sidonie Scillag; La <<joven homosexual>> de Freud; Ines Rieder y Diana Voigt; Ed. el cuenco de plata; 2004; Págs. 81 y 83.)
Aunque un grano no hace granero, vamos a tomar como botón de muestra el siguiente episodio de la biografía de Sidonie, con el fin de captar el estilo perverso de Leonie. (No hay que ver aquí ningún matiz peyorativo; el psicoanálisis analiza conductas, no las juzga.)
Leonie se casa, por absoluta conveniencia, por el vil metal, que ella aprecia tanto, con un pájaro de cuenta que se llama Albert Gessmann, una auténtica y sin igual mala persona.
Las relaciones se deterioran a ritmo acelerado, de reggaeton, hasta el punto que, aprovechando una súbita indisposición suya, Alberto acusa a Leonie de intento de asesinato no consumado con el fin de quedarse, una vez muerto el pajarito, con su bolsa. ("La bolsa o la vida": el vel de la alienación.)
De hecho, la cogen presa y la someten a un juicio.
En los momentos más turbios de su relación irrumpe en el escenario una tal Anita Berber:
"Entonces sí intentó ponerle trabas y prohibió a Leonie mostrarse en público con mujeres [Se refiere al bueno de Alberto] ¡Pero quién puede impedir a un pájaro volar! Leonie, por supuesto, no se atuvo a la prohibición. Al contrario: le causaba un placer inmenso llevar a pasear a diversas damas durante el día en el auto de él y visitar con ellas todo tipo de lugares de entretenimiento. Y así hacerlo quedar como cornudo en público. Seguro que entonces todos creían que el señor presidente no podía satisfacer a su esposa y por eso ella se trataba con mujeres. ¡Qué humillación para él!
Anita Berber: ¡La diosa de la noche! |
Y después comenzó toda esa locura con la bailarina nudista Anita Berber. Él nunca había visto a Leonie tan excitada. Después de haber visto la foto de la Berber en diversas revistas, ella le había insistido durante meses con el pedido de que le consiguiera, a esta sifilítica morfinómana un show en el Tabarín... y él, para colmo, había sido tan idiota de, efectivamente, intentarlo. Gracias a Dios, no había resultado.
Pero después, la Berber, fue de todos modos a Viena, para rodar una película, y él ya no veía más a Leonie o sólo muy tarde, por la noche, en estado de ebriedad, con la Berber semidesnuda sobre el regazo y el anuncio de que ahora se acostarían juntas.
Ella estaba como si hubiera perdido la razón y, una noche, le lanzó en la cara -después de haber cenado juntos en el Sacher y allí haber coqueteado con un desconocido, poniéndolo otra vez en ridículo- que le resultaba repulsivo, que se metiera su dinero en el culo y que no quería volver a verlo nunca más. Entonces, él le quiso pegar, a lo que ella reaccionó amenazándolo con su propio revolver.
Al día siguiente, se había ido. Y después se separó y desapareció con otra cocota del entorno de la Berber en Berlín. Ni siquiera su dinero pudo hacer algo, porque ella empeñó todos sus muebles y objetos de plata así como joyas que él le había regalado y de ese modo se volvió independiente y no extorsionable. Con la suma increíble de 1000 millones de coronas se marchó. El divorcio se consumó en agosto de 1922 y él volvía a estar solo." (Op. cit.; Págs. 97-98.)
Colorín colorado este cuento se ha acabado. Así se las gasta esta mujer de alma partida y cuerpo entero, que no deja ningún plato sin romper, transformándolo todo en un auténtico desorden de cacharrería.
Esto no es óbice para que los hombres se pirren por ella. La quieran salvar o, al final, ella los arrastra al fango, al rincón más miserable de la existencia.
Esto de cocota o de cocotte, en plan más fino, es uno de los nombres del goce femenino, como tal inexhaustible, imposible de alcanzar, a pesar de todos los cálculos exhaustivos que le dejan a uno exhausto, para el arrastre, después de aplicar a rajatabla, a partir de La Mujer que no existe, el metodo de exhaución.
Siempre funciona aquí un "Dime con quien andas y te diré quién eres", que, desgraciadamente, concluye en un no-eres.
¿Qué características definen a la cocota Leonie en su irresistible coquettería?:
- Leonie es una mujer des-arraigada porque ha perdido, dilapidado, malgastado, no habiéndolo sabido usufructuar, su arraigo a su condición de sujeto.
- Ha extraviado sus raíces, por lo que se ha convertido en una mujer errabunda, extraviada, despojada de cualquier relación de pertenencia, de inclusión, de integración, de identidad solidaria y conjunta.
- Más que una mujer solitaria es una mujer aislada. (Una pequeña plantita silvestre que sobrevive a duras penas en la inmensidad de un erial.)
- Es un objeto a la deriva, sin rumbo, un frágil asteroide que se desplaza de aquí para allá, zigzagueante, de forma errática, en el silencio de los espacios infinitos. ("Me aterra el silencio eterno de esos espacios infinitos"; Blaise Pascal.)
- Decir que es una cocotte es decir mucho; aunque es mejor que decir nada.
- Su comportamiento social es desorbitado. De hecho, por su conducta absolutamente relajada, disoluta, ajena a cualquier principio moral, respetado y respetable, se ha convertido en piedra de escándalo de la refinada y burguesa sociedad vienesa.
Des-orbitado hay que leerlo al pie de la letra: el sujeto que ha perdido su órbita.
Leonie no está solo desnortada, sino fuera de órbita.
¿Cuál es el motivo?
Un planeta gira en la órbita de otro planeta, de masa mayor, atraído por su fuerza de gravedad.
La tierra desarrolla su órbita alrededor del sol.
En la existencia de Leonie no hay ningún significante con fuerza de Ley, con el suficiente peso de gravedad como para atraerla a su órbita.
El descreimiento (unglauben) afecta al significante central, clave, al Nombre-del-padre, alrededor del cual gravitan el conjunto de los significantes.
Estar desorbitado: la órbita elíptica alrededor del Nombre del Padre |
En Leonie, se ha producido una operación de des-investidura libidinal, una retractación, una desmentida, una desestimación, que tiene efectos forclusivos sobre el significante de la Ley, sobre el Nombre-del-Padre.
A esta desmentida, que tiene lugar en el lugar del Otro, que afecta electivamente al significante del Otro, a la Ley del Otro, la podemos formalizar, como lo hace Lacan en el Esquema R (subvertido por la psicosis), con un P0: el pseudo-agujero
.
El pseudoagujero: P0 |
Un pseudo-agujero, a diferencia de un verdadero agujero, es un agujero que se puede reducir a un punto.
Un ejemplo es el agujero de una circunferencia.
El agujero central del toro es verdadero porque es irreductible a un punto.
El agujero irreductible del toro |
Al pseudo-agujero lo voy a denominar la gran letrina, a la que van a desaguar todos los restos y desechos del mundo.
La cocotte puede encarnar esta gran letrina.
Por eso se dice que la prostitución tiene una función social con relación a la economía del goce; debido a lo cual, es la profesión más antigua del mundo.
La gran letrina del mundo |
En el caso concreto de Leonie-von-nada, en su vida de cocotte, su principal dedicación es la de intentar taponar ese pseudo-agujero con, valga la expresión, pseudo-objetos.
Se trata de objetos bien indispuestos para gozar, que, paradójicamente, tienen la función de evitar cualquier fuga de goce, que no se escape ni el más mínimo goce.
Es evidente que su fracaso es estrepitoso.
Por pretender lo mejor uno se ve arrastrado a lo peor.
Estos objetos rematadamente mal dispuestos tienen una dimensión fundamentalmente negativa, en el sentido de que no son objetos significantes, nombrados, bautizados con el agua bendita de la palabra.
No son objetos benditos, bendecidos, bien dichos, por el Otro.
Su misión primordial es taponar la falta, desmentir la castración.
A pesar del barullo y del estrépito, de la exaltación maníaca, la fiesta y el descontrol, todo converge en correr un tupido velo sobre el misterio del falo.
Todos estos pseudo-objetos de goce van a parar irremisiblemente al pseudo-agujero, a la gran letrina del mundo.
Son auténticos desechos totalmente desvalorizados, desprovistos de la función causa del deseo.
Leonie, al no poder sostener su existencia en un vínculo discursivo con objetos significantes, aquellos que podrían bendecir su condición de sujeto deseante, queda sometida y aplastada por un imperativo de goce: "Goza siempre más, sin tregua, sin pausa, hasta el final". (Y el final suele ser la muerte.)
¿Cuál es la fórmula del goce-cocotte, del goce Leonie-Von-Nada?:
P0 (agujero 0 + objeto 0) = 1 = goce cocotte
Que se lee así: desmentida del Nombre-del-Padre -P0-, como función de la suma: pseudo-agujero (agujero 0) más (+) pseudo-objeto (objeto 0), igual (=) al Uno absoluto (1) del imperativo de goce: el goce cocotte
¿Cuál es el goce al que Sidonie quiere acceder a través de su acting-out?
NP (agujero S + objeto S) = √(-1) + @ = goce acting-out
El número imaginario |
Hay una fórmula más retórica, menos formal, menos matemática, para definir el goce cocotte.
Leonie-von-nada goza de una forma ex-orbitante (que supera lo normal o razonable; que se ha proyectado fuera de cualquier órbita) porque está des-orbitada.
Esto no quiere decir ni que se lo pase muy bien ni que sienta mucho placer.
Más bien, debido a que lo que está en juego es el goce (la befriedigung) y no el placer (el lust), lo pasa muy mal, siente mucho dolor, insatisfacción, displacer.
Sobre todo, machaca su cuerpo, lo maltrata, sometiéndolo a prácticas de goce que sobrepasan la barrera del placer-displacer, que transgreden el equilibrio, la homeostasis.
Ernst Ludwig Kirchner Piper |
Todo parte de esa condición de des-orbitada, en el sentido de que ha abandonado la órbita de la Ley.
La consecuencia es que no hay ningún significante que actué como punto de capitón, que la amarre al discurso, que la sujete a la cadena del significante, que la anude (con un lazo enlazado, como lo expresa Lacan) al lugar del Otro.
La condición de cocotte es una modalidad existencial, (in) consistente en un estar suelta, no sometida, no sujeta (por lo tanto, no sujeto), al yugo de la metonimia de los significantes, a la Ley Paterna (La del deseo.)
Anita Berber, reinventada |
¿Por qué esa des-orbitación des-orbitada de Leonie-von-nada?
Hay que suponer que en su historia el significante no tuvo la suficiente fuerza gravitacional, de goce, para a-traerla hacia su órbita.
Debió acontecer un fallo grave en la transmisión de la Ley por parte de sus padres.
Si los padres no cuentan en las encrucijadas de su relación con el significante como tercero, como referencia obligada, como instancia de apelación, el prestigio de la Ley quedará socavado, su voz enmudecerá, no se lo llamará porque habrá perdido su dimensión de promesa fecunda, su potencia de respuesta simbólica, la capacidad de gestar en su seno la vida del deseo,
Si en la familia de Leonie la Ley no ha sido agraciada; si el Otro de la palabra ha sido enterrado bajo el peso del descreimiento; si la bejahung significante ha quedado acallada por un espeso silencio; el sujeto quedará condenado a errar, en un extravío continuo, deambulando como un vagabundo, extra-muros del cuerpo social, rechazado del ágora ciudadana, del organismo lenguajero, eyectado fuera de la órbita cuyo lazo elíptico uno transita y comparte con los otros. (La elipsoide significante que hace nudo con el Otro.)
La elipsoide significante |
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