La Clínica psicoanalítica y sus avatares

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viernes, 28 de febrero de 2020

El belvedere psicoanalítico VIII; La pescadilla que no se muerde la cola (Segunda parte)


La pescadilla que no se muerde la cola

 La-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola porque no tiene cola

 "Una pescadilla que se muerde la cola" es un dicho.

 Hace referencia a un problema que no tiene solución.

 Si uno quiere solucionar un problema que no tiene solución, al ser insoluble, no parará de dar vueltas alrededor de ese problema insolucionable, "como una pescadilla que se muerde la cola".

 Esto no es correcto.

 Un problema insoluble no es una pescadilla que se muerde la cola, sino una pescadilla que no se puede morder la cola, osease, un bucle; o el círculo de la demanda que no para de dar vueltas alrededor del alma del toro persiguiendo a una cola que siempre se le escapa.



Los bucles de la demanda incapaces de morderse la cola

 Hay que preguntarse por esa cola que no puede mordérsela la-pescadilla-que-se-muerde-la-cola.

 Es una cola que, a pesar de que se muere por mordérsela, siempre se queda con las ganas, con la miel en los labios, y la hiel en el corazón.

 La vamos a llamar provisionalmente la cola real.

 Hay que saber que no es una bata de cola, por muy jacarandosa que sea.


Bata de cola

   Tampoco es una cola de león, porque ya se sabe que "Es mejor ser cabeza de ratón que cola de león".

Mejor ser cabeza de ratón que cola de león

 En absoluto es una cola infalible, un pegamento que lo pega todo, hasta los estropicios más graves.

 

No hay pegamento universal para pegar lo real

 Ya, para terminar, hay que recalcar que tampoco es la cola de un cine, esa que siempre avanza demasiado lento para nuestras expectativas y anhelos.



La cola de un cine u otro tipo de cola

 Puede tratarse de otro tipo de cola como, por ejemplo, la que el pequeño Hans llama "la cosita de hacer pipí"; esa que, en un momento dado, se agita incoerciblemente en su bajo vientre, exigiendo su cuota de goce que ya no puede satisfacer completamente (a) su amada madre.

 "Pongamos que hablo de Madrid", es decir, del falo, además, del falo real, con su carga explosiva, inmanejable, a punto de estallar, de goce notodo fálico (molesto y perturbador).

 Oséase, que la cola (no la ola) es el falo, y éste es la cola.

 Lo que sucede, y esto es lo sorprendente, es que se trata de una cola imposible de "agarrar por la cola".



Ilustración del juego "atrapa la cola"

  A la cola imposible de agarrar por la cola la llamamos el falo real (falo de piedra)


El culto al Falo de los Mayas

 El falo, también llamado la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola, es un instrumento esencial porque es el que nos permite atrapar -¡agarrar!- al Otro por la cola.

 Su valor de cola, es decir, de significante, se lo otorga su pertenencia al Otro.

 Se trata, si es posible, de agarrar al Otro por la cola, o, lo que es lo mismo, por su deseo, por su falta.

 Por eso, debe haber, es necesario que exista, una cola, lo más larga posible, que nos lleve, conduzca, hasta el deseo del Otro.

 Esa cola que agarra al Otro por su deseo, por su falta de cola, es el Falo (Φ), la cola por antonomasia, "lo que trae cola".

 Esa cola "que trae cola" puede (a) traer muchas cosas: un goce, un deseo, una pregunta, la castración, un significante enigmático, un sueño, un lapsus...

 Insistimos, lo importante de la cola es que hace nudo -¡cola!-, lazo social con el Otro.

 Lo más importante, lo importantísimo, es que la cola trae de las orejas, cogido por la cola, a un Otro tachado, barrado, dividido, causado en su deseo por un @: A


El falo, vivito y coleando como una pescadilla

 ¿Qué es lo que impide que la pescadilla y el bucle de la demanda se muerdan la cola, que solucionen el problema insoluble, transformándose ambos en una plácida y durmiente circunferencia, encerrada en si misma (como una especie de capullo)?

 El hecho de que los dos -la pescadilla y el bucle de la demanda- mantengan siempre la distancia, la abertura hiante, la solución de continuidad, entre sus cabezas y sus colas, sus extremidades cefálica y caudal, de tal forma que sigan siendo lo que son: una-pescadilla-que-no-puede-morderse-su-cola y un trazo abierto, cortado por la mitad, que no puede juntar sus dos cabos, convirtiéndose en una circunferencia cerrada (valga la redundancia).


Series continuas de bucles
 que preservan el agujero almático

 La otra forma de preservar el fracaso de la pescadilla y del bucle para significarse a sí mismo ("El significante no puede significarse a si mismo") es que el problema siga siendo insoluble, que la pescadilla y el bucle, tal para cual, tanto monta monta tanto, no paren de dar vueltas alrededor de ese problema que no se puede cerrar, que no-cesa-de-no escribirse (lo imposible), como la no-existencia de la relación sexual o de La Mujer no-tachada.

 No hay ninguna solución, no hay ningún disolvente que pueda solucionar, disolver, resolver, transformar en una solución, el problema insoluble de la x del goce, su sólida realidad, su inexpugnable e irredenta literalidad (a no ser que se utilicen recursos literarios, retóricos, de escritura).


El bucle del goce de la fémina, de la simpática mariposita

 En este punto, apostados en la escalera o detenidos en el escalón, nos encontramos con la clave de "Suben y bajan".

 El título está puesto para despistar.

 Si fuese solo por la paradoja de esta escalera tan singular, por la que suben y bajan continuamente una retahíla de hombrecillos que no suben ni bajan, no se trataría de nada original.

 Ya hemos visto muchas escaleras que juegan con esa paradoja o con otras similares.

 Se trata de construcciones geométricas complejas que rompen con lo más intuitivo del espacio plano, euclídeo.

 Hasta aquí no habría una gran aportación por parte de Escher.


Una escalera paradójica de toma y daca

 Nuestra mirada se deja engatusar, trampantojear, por esa paradoja del "suben sí / no", "bajan sí / no", cuando, en realidad, esta escalera escheriana circular es una interpretación artística de eso que hemos dado en llamar "la-pescadilla-que- no-puede-morderse-la-cola" (presente en el mostrador de cualquier pescadería), o el "bucle-que-no-puede-juntar-su-principio-y-su-final"; en el primer caso, la pescadilla no puede realizar su ideal de circunferencia; en el segundo, el bucle, la coma curvada, queda condenada a girar sobre si misma, bucleando sin fin.


"Entrar en bucle"... y no poder abandonarlo

 El título más adecuado para el cuadro de Escher no sería "Suben y bajan", sino "Cabecean y colean".

 Esto lo sostengo porque "Suben (cabecean) y bajan (colean)" no es más que una nueva versión de "la-pescadilla-que-no-puede-morderse-la-cola", cuya mejor referencia topológica se encuentra en los bucles de la demanda (que han entrado en bucle) que giran alrededor del alma del toro (abrazando su agujero central).

 El cuadro de Escher se podría llamar también, con toda impropiedad, "la-escalera-que-no-puede morderse-su-cola" (¿acaso una escalera es un bicho con cola?), o "la-escalera-que-no-puede-unir-su- parte-cefálica (su arriba)-y-su-parte-caudal (su abajo)" (¿acaso hay alguna escalera que tenga cabeza y cola?).

 La forma topológica de la escalera escheriana es la de una circunferencia, pero, dado que los hombrecillos escherianos no paran de dar vueltas a su alrededor, sin fin, sin descanso, se trata del mismo caso que el bucle de la demanda del toro que no cesa de girar en torno al agujero del alma, sin ser capaz nunca de morderse la cola.

 La escalera escheriana y el bucle de la demanda son dos casos paradigmáticos de "la-pescadilla-que- no-puede-pescarse-la-cola".

 Igual que no hay un significante que pueda morderse la cola, tampoco hay una pescadilla o una escalera que puedan significarse a si mismas.

 Tenemos este abanico:

  • "El-significante-que-no-puede-morderse-la-cola (significarse a si mismo)"
  • "La-pescadilla-que-no-puede-significarse-a-si-misma (morderse la cola)".
  • "El-bucle-que-no-puede-significarse-a-si-mismo (morderse la cola)".

 
El bucle de la demanda que no puede significarse a si mismo, con la consiguiente abstinencia de cola


 Todo lo anterior nos permite deducir que, en realidad, la escalera no tiene forma de circunferencia, sino de ocho interior (como el círculo de la demanda).


La escalera-ocho interior

 Un ocho interior es un bucle que gira sobre si mismo sin poder cerrarse como lo hace una circunferencia.

 Es una especie de bucle que se torsiona, retuerce, se invagina sobre si mismo.

 Se puede considerar que el ocho interior es un bucle complejo, una especie de auto-redoblamiento de un bucle simple.

 El que se trate de una escalera-bucle o de una escalera-ocho interior, con sus dos ramas, sus dos brazos, que no pueden juntar sus extremos, es lo único que puede dar cuenta del peregrinaje eterno de las dos hileras de hombrecillos, siempre subiendo y bajando, una en pos de la otra, sin poder encontrarse, incapaces de morderse la cola.

Bucles buscándose, sin poder encontrarse

 Ahora bien, la escalera de Escher es una circunferencia, no tiene forma de bucle; a pesar de ello, los hombrecillos no cesan de recorrerla una y otra vez.

 ¿Cómo puede explicarse esto?

 ¿Es una escalera-circunferencia o una escalera-ocho interior?

 ¿Es una <<escalera-pescadilla>> que-no-puede-morderse-la-cola?

 ¿O es una <<escalera-pescadilla>> que--se-muerde-la-cola

 Aunque parezca sorprendente, la única conclusión posible, en contra de las apariencias, es que la escalera que Escher nos da a ver está rota, fracturada, partida por la mitad.

 Es una escalera a la que podemos catalogar como dividida (spaltüng).

 La imagen de Escher no nos da esta impresión.

 La escalera no presenta soluciones de continuidad, hendiduras, rupturas, cortes, parece intacta; ningún vacío nos amenaza desde ella con una caída al vacío.

 Lo que nos pone la mosca detrás de la oreja o la pescadilla detrás de la cola es ese patio de luces que, desde nuestro olfato de psicoanalistas, se puede tomar como el signo de que en todo este divertimentum está en juego un vacío, una escisión (que, como no podría ser menos, no dejará de afectar a esta escalera tan singular).

 En el cuadro de Escher solo hay una única escalera con una forma geométrica circunferencial.

 Si, por la misma escalera, girando alrededor de esa escala circunferencial, bajan y suben dos filas de hombrecillos, esto implica que la escalera-una es una escalera-dos, que hay dos escaleras distintas que, como en los sueños, se condensan en una única y misma escalera: una escalera que baja y otra  que sube.

 La paradoja se produce cuando la escalera que baja y la que sube se transforman en una única escalera por la que se baja y se sube al mismo tiempo.

 La paradoja, el engaño, el truco, el juego de prestidigitación, se basa en dos cosas:

  • Mostrarnos una escalera-ocho interior como si fuera una escalera-circunferencia.
  • Mostarnos dos escaleras, una de bajada y otra de subida, como si se tratase de una única escalera de bajada y de subida (la multiplicidad se convierte en unidad). 

 ¿En base a qué deducimos que la escalera-Escher es una escalera-bucle y no una escalera-circunferencia?:

  • Debido a que las dos columnas de hombrecillos-pescadillas que suben y bajan se persiguen la una a la otra, intentando morderse la cola, en una hazaña siempre fracasada, motivo por el cual no paran de dar vueltas.
  • Por el patio de luces, el agujero irreducible que impide que las bocas de los hombrecillos-pescadillas muerdan sus colas (una columna de hombrecillos marchantes, por tener cabeza y cola, se parece mucho a una pescadilla).
  • La escalera-circunferencia, a causa su agujero reducible, es una-pescadilla-que-se-muerde-la-cola.
  • La escalera-bucle, por mor de su agujero irreducible, es una-pescadilla-que-no-se-muerde-la- cola (siempre queda preservada su hendidura, su división).



La escalera bucle u ocho interior

 Si nos detenemos no en la representación de la-pescadilla-que-se-muerde-la-cola, sino de la pesadilla-(quiero decir pescadilla, aunque soy consciente de que todo esto es una pesadilla)-que-no- puede-morderse-la-cola (el pescado más suculento), caemos en la cuenta de que el fracaso de la pescadilla, su supina inutilidad, ocurre en torno a un agujero, al que, para no complicarnos mucho la vida con abtrusas y abstractas terminologías, vamos a denominar el agujero de la pescadilla.



El agujero de la pescadilla

 Es evidente que esto no puede ser una casualidad, algo azaroso, que este agujero, el de la pescadilla, deba tener algo que ver, necesariamente, con su imposibilidad de morderse la cola.

 Imposibilidad que fuerza a la-pescadilla-que-no-puede-morderse-la-cola a dar vueltas continuamente alrededor del agujero de la pescadilla, en un intento desesperado, impotente, de morderse la cola (cosa que nunca logrará).


La escalera-bucle que no puede morderse la cola

 ¿Qué relación hay entre el agujero de la pescadilla y la imposibilidad de que la pescadilla se muerda la cola?

 El agujero de la pescadilla se puede definir de la siguiente manera:

 Es la distancia, la hiancia, la hendidura, que separa siempre la cabeza de la pescadilla de su cola, de tal forma que la pescadilla no puede morderse su cola porque, entre su cabeza y su cola, siempre hay un agujero, el de la pescadilla.


La escalera-ocho interior que no puede significarse a sí misma

Todo este misterio tan misterioso no tiene ningún misterio; es tan sencillo como ponerle a la cola un signo negativo de tal forma que siempre que intervenga en nuestros cálculos (me refiero a la cola) en vez de sumarse se sustraiga, se reste (y... ¡adiós cola!): -(cola)

Aquí, en la pescadería, como no podía ser menos, se forma un auténtico círculo vicioso (no virtuoso), un bucle, en el que el agujero de la pescadilla se motiva en que la-pescadilla-no-puede-morderse-la- cola, y, a la inversa, la-pescadilla-no-puede-morderse-la-cola <<@-causa>> del agujero de la pescadilla:


 La pescadilla que no se muerde la cola <<----->> Agujero de la pescadilla



La fórmula del bucle

 Esta figura es la representación formal de un bucle.

 Su forma es la de una circunferencia, como la escalera de Escher.

 Para representar el movimiento circular de una circunferencia habría bastado con dos letras (B) y (C) que mantengan entre si una relación marcada con el signo positivo (+).

 De tal forma que (B) remita a (C), y, a la inversa, sosteniéndose a lo largo del tiempo una relación recíproca entre dos elementos (dual).

 El signo (+) expresa esta relación de reciprocidad entre (B) y (C):

  
 (+) B --------> (+) C --------> (+) B --------> (+) C --------> (+) B --------> ......


 ¡Y la circunferencia empieza a dar vueltas en círculo entre (B) y (C) alrededor de su centro!

 En cambio, el bucle, aunque aparentemente tiene la forma de una circunferencia (de hecho, es una curva), no se cierra (en-cierra) sobre si mismo, no se conforma como una curva cerrada (como un círculo-prisión).

 En el punto en que (C) debería encontrarse con (B), clausurándose como una circunferencia, se desvía, sufre una especie de esquizia, torsión, clinamen, de tal forma que, en vez de dirigirse a (B), uniéndose con él en el arco de la circunferencia, se sale de la circunferencia, se desvía, dirigiéndose a un punto exterior a la circunferencia, que es el punto (A).


El punto (A) se desvía hacia la libertad en el clinamen

 Digamos que (A) es un punto que está afuera, excluido, de la circunferencia potencial que podría trazarse entre (B) y (C). 

 Por este motivo, está precedido por un signo menos (-) que, por una parte, indica su lugar exterior a la circunferencia, como la desviación de la trayectoria que conduce a él: -(A).

 La pregunta decisiva es por la causa de la desviación, de esa torsión que impide que (B) y (C) formen una circunferencia, generándose, en vez de ello, el trazado de un bucle (que no se puede cerrar completamente sobre si mismo).

 La pregunta es por el estatuto del punto -(A), ahí donde se produce la desviación, constituyéndose una solución de continuidad, una hendidura, abertura, un arco de circunferencia borrado entre (B) y (C).

 Podemos tomar a (C) y (B) respectivamente como la cabeza y la cola de la pescadilla.

 Cuando (C) (la cabeza) quiere morder a (B) (la cola) interviene algo que desvía, aparta, separa, la cabeza (C) de la cola (B), impidiendo que la pescadilla-circunferencial pueda morderse la cola.

 Ese obstáculo, barrera, impedimento, es el -(A) (el punto de torsión, quiasmático, del bucle).

 Obviamente, al tratarse de una-pescadilla (C)-que-no-puede-morderse-la-cola (B), entre cabeza y cola, entre (C) y (B), existe una solución de continuidad, una hendidura.

 Justo en esa hendidura, en esa hiancia, que separa y une a (C) (cabeza) y (B) (cola), se sitúa el -(A).

 ¿Qué es el -(A)? 

 Para situarlo, podemos remitirnos al toro: 

 Es la vuelta de más, no contabilizada (por lo tanto, con el signo menos), que da el bucle de la demanda (que recorre el alma del toro) alrededor del agujero central del deseo, éxtimo:


 (+) C (cabeza pescadilla) ----> (-) A (agujero pescadilla)----> (+) B (cola pescadilla) =

 La-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola  


 La pescadilla no puede morderse la cola, no puede haber relación sexual entre (B) y (C) a causa del -(A), del agujero de la pescadilla (que no se puede pesar en la pescadería; no tiene valor de cambio).

 A todo esto habría que añadir el goce de la pescadilla, que escribimos con la letra @ en el centro del agujero de la pescadilla (¡que no se muerde la cola!):

 -(A) (agujero de la pescadilla) + @ (goce de la pescadilla)



El bucle no puede morderse la cola a causa del agujero del deseo
  
 Recapitulamos: (CB) (cabeza y cola) es la-pescadilla-que-se-puede-morder-la-cola.


 -(A) es el agujero de la pescadilla que impide que la pescadilla se muerda la cola; dicho de otra forma, la pescadilla que hemos comprado al pescadero (A) no es una pescadilla completa, a la que no le falta nada, que no tiene ningún pecadillo o pescadillo.

 Otra versión, más lacaniana, de la-pescadilla-que-no-puede-morderse-la-cola es la-pescadilla-que-no-puede-significarse-a-si-misma debido al agujero de la pescadilla (que la hace notoda).

 Cuando se pasa de la dialéctica de la-pescadilla-que-se-muerde-la-cola (CB) a la de la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola (CB // -A) la cosa cambia totalmente a causa del agujero de la pescadilla -(A).

 Además, en esta dialéctica de la sustracción, de la resta, de la negatividad, se introduce un elemento heterogéneo que pertenece a la ditmensión de lo real, al que llamamos el goce de la pescadilla (que simbolizamos con la letra @).

 El bucle, más que una figura topológica, es una relación lógica que, en el caso de la pescadilla, se podría definir así:

 Entre la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola (CB // -A) y el agujero de la pescadilla (-A) existe una relación causal biyectiva: la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola (CB // -A) está causada por el agujero de la pescadilla (-A) y, a su vez, el agujero de la pescadilla (-A) está causado por la- pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola (CB // -A):


 (+) BC //-A -------> & (-) A -------> (+) BC // -A -------> & (-) A ..... &, &, &, &..... (entrar en bucle)


   




Función biyectiva: X = Y; La-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola = agujero de la pescadilla


 Otro revival: entre la boca y la cola de la pescadilla hay un agujero porque a la boca siempre se le escapa la cola, y, a la boca de la pescadilla siempre se le escapa la cola porque, entre la boca y la cola de la pescadilla, hay un agujero, el de la pescadilla.

 Entre la boca y la cola de la pescadilla no hay relación sexual, no hay un abrazo amoroso; en todo caso, lo que hay, o, mejor, lo que no-hay, es un agujero.

 Esto conlleva que, ya que no hay relación sexual, lo único que hay es un "¡Ay!", es decir, el "hay" sin la "h" muda, que, aunque no se pronuncia, no deja de hablar, de manifestar un cierto goce misterioso, que nos tiene siempre en un "¡Ay!"


 La-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola <<---CAUSA--->> Agujero pescadilla


 Una circunferencia y un bucle son curvas cerradas o semicerradas.

 Mejor dicho, para hablar con propiedad, lo correcto es decir que la circunferencia es una curva cerrada sobre si misma (sobre su propio centro), y, en cambio, el bucle es una curva que no se cierra sobre si misma (su centro lo tiene afuera, es un centro-excéntrico).

 La circunferencia engloba, incluye, contiene, su propio centro.

 Al bucle se le escapa su propio (?) centro.

 Su centro no es central (valga la expresión), es exterior.

 -(A) (el agujero de la pescadilla) es a la vez central y exterior a (B) y a (C) (el cuerpo de la pescadilla); con respecto a ese cuerpo del que es su centro, hace agujero, en el sentido de que lo divide, lo hiende.   

Es evidente que las dos columnas de hombrecillos, en su subir y bajar, trazan una curva alrededor del patio de luces.

 ¿Se trata de una circunferencia o de un bucle?

 La cuestión pasa por apostar a partir de un cálculo previo.

 Mi apuesta es que no se puede tratar de una circunferencia porque, si fuese así, después de dar varias vueltas, los hombrecillos, se detendrían, dejarian de subir y de bajar, algo así como que agotarían su recorrido, al haberlo realizado totalmente, hasta el final.

 Este es el destino topológico y existencial de la circunferencia: la inclusión progresiva en su círculo de lo que ya incluía; la exclusión de su círculo de lo que ya excluía.

 El significante clave que da cuenta de la dialéctica de la circunferencia es el de círculo: mi círculo; el propio círculo; el círculo compartido; el círculo familiar; mi círculo de amistades, etc.

 Las características del círculo son: la circularidad; la retroalimentación o feed back; la identificación introyectiva o internalizadora.


El ocho interior de "Suben y bajan"

  Si nos fijamos bien en el cuadro, las dos columnas de hombrecillos circulantes, que recorren una y otra vez la escalera circular, no trazan dos circunferencias concéntricas, sino un ocho interior, que es un bucle más pequeño que se continua con otro bucle mayor.

 El bucle pequeño está rodeado por el bucle grande.


El trazado en el toro del ocho interior

 Si tomamos el caso del toro, es evidente que el recorrido del bucle de la demanda alrededor del alma del toro traza la figura de un ocho interior.

 El círculo grande representa una vuelta completa del bucle de la demanda alrededor del alma del toro (tiene forma de circunferencia).

 En cambio, el bucle pequeño, interior al círculo de la demanda, representa la vuelta de más, no contabilizada, que el bucle de la demanda da alrededor del agujero central -del deseo- del toro.

 El bucle más pequeño rodea el agujero éxtimo del toro.

  En realidad, en el toro, la figura del ocho interior está formada por dos elementos:

  • Una circunferencia exterior (el círculo de la demanda).
  • Un bucle interior (el círculo del deseo).

  En "Suben y bajan" nos encontramos con el mismo modelo: las dos hileras de hombrecillos que dan vueltas alrededor de la escalera circular trazan la figura de un ocho interior:

  • La hilera de hombrecillos más exterior, la de los esforzados subidores, corresponde a una circunferencia (= el círculo de la demanda del toro).
  • La columna de hombrecillos marchantes más interior, la de los esforzados bajadores, corresponde a un bucle (= el círculo del deseo) que rodea al agujero central del edificio: el patio de luces.

 Ocho interior del toro y de "Suben y bajan": circunferencia exterior (círculo de la demanda = columna de hombrecillos subidores) + bucle interior (bucle del deseo = columna de hombrecillos bajadores): el bucle rodea el agujero central del toro y el patio de luces de la azotea escheriana.   

Una circunferencia; una circunferencia más un bucle (el ocho interior); las pescadillas que se muerden y no se muerden la cola; son todas curvas cerradas.

 ¿Qué es lo que diferencia a estas curvas entre si?

 Es evidente que una circunferencia no es un ocho interior y una-pescadilla-que-se-muerde-la-cola no es lo mismo que una-pescadilla-que-no-se-la-muerde (por muy larga que la tenga).

 Entre las dos pescadillas está el "No" de la interdicción, que prohibe el goce.

 Vamos a formar, en un intento de aclarar el asunto, dos pares de curvas.

 El primer par sería el constituido por el bucle del ocho interior y la-pescadilla-que-no-puede- morderse-la-cola (aunque intentarlo lo intenta, como no podía ser menos).

 El segundo par agruparía a la circunferencia del ocho interior y a la-pescadilla-que--se-muerde-la- cola.

 ¿Qué es lo que nos permite constituir estas dos agrupaciones?

 ¿Cuál es la diferencia entre una circunferencia y un bucle si se parte del hecho de que ambas son curvas cerradas?


El sujeto tachado corresponde al bucle que rodea el agujero irreducible a un punto

 Hay tres elementos que permiten diferenciar estos dos pares o parejas de estructuras topológicas:

 I) El tiempo: Hay / No hay.

 II) El movimiento: Hay / No hay.

 III) El agujero: Reducible / No reducible.

 El par "circunferencia / pescadilla-que--se-muerde-la-cola" se caracteriza, con respecto a estos tres elementos, por:

 I) No hay tiempo.

 II) No hay movimiento.

 III) Agujero reducible a un punto.

El par: "bucle / pescadilla-que-no-puede-morderse-la-cola, se caracteriza por:

 I) Hay tiempo.

 II) Hay movimiento.

 III) Agujero no-reducible a un punto.

 En el caso del par "circunferencia / pescadilla-que--se-muerde-la-cola", una curva cerrada, que no gira sobre si misma, detenida en el espacio y en el tiempo, se constituye en el borde de un agujero reducible a un punto (como una rueda de un carro o una noria que no dan vueltas sobre si mismas).

 En el caso del par "bucle / pescadilla-que-no-puede-morderse-la-cola", una curva cerrada, que gira sobre si misma, moviéndose en el espacio-tiempo, se conforma como el borde de un agujero irreducible a un punto; el agujero éxtimo, del deseo (como una rueda de un carro o una noria que dan vueltas sobre si mismas).



La noria o la pescadilla que no se muerden la cola

 Por este motivo, cuando se dibuja una circunferencia no se la representa con flechas, indicando, de esta forma, que no da vueltas sobre si misma.


La circunferencia detenida

 En cambio, en el caso del bucle, que es una curva semicerrada, los segmentos en que se divide se representan como flechas que señalan el sentido de su giro.



Un bucle en movimiento alrededor de un agujero irreducible a un punto

 En nuestro bucle iletrado una serie de letritas indican la existencia de lo que podemos denominar un movimiento dialéctico o discursivo:

 (-) A ------->> (+) B ------->> (+) C ------->> (-) A ....

 Este movimiento dialéctico se podría representar también así:

 (-++) ... (-++) ... (-++) ... (-++) ... (-++) .... 

 El signo menos (-) expresa la torsión del bucle alrededor del agujero irreducible.

 "Suben y bajan", en su estructura topológica de ocho interior, se podría formalizar así:

 (-) hombrecillo que baja ---->> (+) hombrecillo que sube ---->> (-) hombrecillo que baja ---->> (+) hombrecillo que sube ....

 El "(-) hombrecillo que baja" no es un hombrecillo que baja menos, sino un "menos-hombrecillo-que-baja-rodeando-el-patio-de-luces".

 El signo menos (-) no se le atribuye por su condición de bajador, sino por el hecho de dar vueltas alrededor del patio de luces (que es el agujero irreducible del edificio escheriano).

 El patio de luces es el eje de un edificio.



El patio de luces
 
 En el caso de la circunferencia, a diferencia del bucle (hay que remitirse a la figura de la curva cerrada de los [A, BC], acompañados por sus fieles escuderos, los signos [+, -]), la formalización de su estructura sería la siguiente:

  
 (+) B ---->> (+) C ---->> (+) B ---->> (+) C ---->> (+) B ---->> ....


 El no-movimiento, anti-dialéctico, de la circunferencia, su estatismo y atemporalidad, se podría formalizar también así:



 (++) ... (++) ... (++) ... (++) ... (++) ...


 Hay que fijarse en que la dialectica del bucle -temporal y dinámica- se sustenta en tres elementos, en una estructura triádica: (-++).

 Dos de los elementos son iguales, forman un par (++), y, un tercer elemento, es disímil, heterogéneo, impar (-).

 Este tercer elemento, que se cuenta tres, es el que hace función de tercero -de <<ex-sistencia>>- con respecto a los otros dos elementos (se formaliza también con la letra A, precedido por un signo (-), lo que sería equivalente a tacharla: A).

 El elemento impar, radicalmente heterogéneo, es el que introduce la dialéctica temporal y espacial en este juego de signos, de letras.

 Este es el motivo por el que se dice que hace función de tercero o función paterna, que, para el caso, es lo mismo, ya que "por sus obras les conoceréis".

 El elemento impar se formaliza con un signo negativo (-) en tanto remite a una falta, a una carencia.

 La falta constituyente se sostiene en el agujero del deseo al que abraza el bucle (en el cuadro de Escher corresponde al patio de luces, cortejado gentilmente por la columna de hombrecillos que bajan).

 De hecho y de derecho, el bucle funciona como el borde de un agujero irreducible, que no se puede cerrar sobre si mismo por su condición de exterioridad absoluta (sin interioridad).

 En la topología de la circunferencia falta este elemento tercero, el signo negativo (-), que denota una carencia.

 El agujero de la circunferencia se puede cerrar sobre si mismo al ser reducible a un punto.

 La no-dialéctica de la circunferencia se basa en que la falta puede faltar.

 En el cuadro de Escher, la fila de hombrecillos que suben, rodeando la escalera, dibuja el contorno de una circunferencia.

La paupérrima dialectica de la circunferencia toma como referencia mayúscula su estructura dual, que solo cuenta con dos elementos: B y C ¬ (++).

 En términos de Escher el trazado de la circunferencia se podría figurar así:


 (+) hombrecillo que sube ---->> (+) hombrecillo que sube ---->> (+) hombrecillo que sube ---->> (+) hombrecillo que sube ....


 Antes de plantear otras cuestiones es necesario hacer un ejercicio de imaginación, casi de ciencia ficción.

 Lo que hay que imaginarse, porque no está representado en el cuadro de Escher, es que cada uno de los hombrecillos que bajan llevan en su mano, como si se tratase de un valioso amuleto, una-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola.

 A su vez, los hombrecillos que suben portan una-pescadilla-que-se-muerde-la-cola.

 El juego consiste en que, cuando la pareja de hombrecillos que suben y bajan se encuentran en cada uno de los escalones, se intercambian las pescadillas como si fueran anillos de compromiso.

 Este intercambio de pescadillas-amuleto tiene la forma de un ocho interior.     

 Una-pescadilla-que-se-muerde-la-cola es una rueda parada, excluida del tejido espacio-temporal, carente de dialéctica, "muerta".

 Esta pescadilla, que tiene la desgracia de pescarse a si misma, de quedar atrapada por esa cola que no le falta, hace cuerpo con el borde del agujero de una circunferencia reducible a un punto; agujero que no actúa como causa del deseo, como (-A).

 En cambio, una-pescadilla-que-no-puede-morderse-la-cola es lo más parecido a una cadena rota, fragmentada, discontinua, hiante, parlante.

 Se representa a través de un bucle que, en el momento que van a juntarse cabeza y cola, acontece (de acontecimiento) una especie de torsión, clinamen, giro, que provoca que uno de los cabos del hilo (la cabeza) pase por encima del otro (la cola).

 Los extremos del hilo del bucle no se anudan, sino que se superponen en una relación arriba / abajo (como en el cuadro de Escher).

 En vez de atarse, un extremo del bucle pasa por encima y el otro por debajo, de tal modo que su entrecruzamiento quiasmático determina que se prolonguen en direcciones opuestas.

 Esta desviación quiasmática es producida por ese agujero que es imposible cerrar, clausurar.



El quiasma que genera el bucle se produce en el punto de entrecruzamiento, debido al agujero del deseo

 El agujero del deseo -éxtimo- impide que los dos brazos del bucle (su cabeza y cola) se fundan en un abrazo que los haga Uno

 Una pescadilla, alegre y juguetona, que no para de dar vueltas, como un bucle divertido, que aparece y desaparece como una pompa de jabón, en pos de esa cola que no tiene, que le falta desde siempre, tiene el estatuto de objeto perdido, de objeto (a).

 Es la misma pescadilla-que-no-se-muerde-la cola que nos representa Escher, de forma tan ingeniosa, a través de esas dos columnas de hombrecillos desfilantes que siempre se cruzan, que nunca se encuentran.

 La-pescadilla-que-no-se-muerde-la-<<no-cola>>, está vivita y coleando, animada por toda una dialéctica, causada por un deseo, por ser el borde de un agujero éxtimo.

 Es la rueda de una rueca o de un carro que da vueltas, que gira sobre si misma, moviendo la vida; o el arco cerrado de una noria que saca agua del pozo o divierte a los niños en una feria con su permanente subir y bajar.

 Sintetizando, que nunca está de más insistir, dar una vuelta de más, subir o bajar otro escalón:

  • La circunferencia es el borde de un agujero reducible a un punto (el círculo de la demanda del toro) 
  • La lógica cerrada de la circunferencia se sostiene en una relación dual.
  • La-pescadilla-que-se-muerde-la-cola es una circunferencia.
  • La hilera de hombrecillos que en el cuadro de Escher suben, dibuja una circunferencia, una- pescadilla-que-se-muerde-la-cola en torno a la escalera mágica. 
  • La circunferencia, la-pescadilla-que-se-muerde-la-cola y la columna de hombrecillos que suben, debido a su clausura, encerramiento, por mor de la renegación de la falta constituyente, de la castración, permanecen apartados, exilados, de la dialéctica temporal, del deseo.


Bucles bucleándose

  • El bucle envuelve el borde de un agujero no-reducible(el círculo del deseo del toro).
  • Un bucle se construye a partir de una relación triádica.
  • La-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola es un bucle.
  • La hilera de hombrecillos que bajan, como una simpática pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola, traza un bucle alrededor del patio de luces.
  • El bucle, la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola y la columna de hombrecillos bajadores, debido a su abertura al Otro, a lo hétero, a la diferencia, permanecen inmersos en la dialéctica temporal, del deseo, que se funda en la afirmación de la falta castrativa.

Topología del agujero

 No hay agujero sin borde ni borde sin agujero.

 La parte más exterior de un agujero es su borde (como el círculo con respecto a la circunferencia).

 Un agujero es un vacío (la yema del huevo) rodeado por un borde (la clara del huevo) (como la circunferencia con respecto al círculo).

 La parte más exterior del agujero de la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola -su borde- es el cuerpo de la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola.

 El agujero de la-pescadilla-que-no-se muerde-la cola es un vacío rodeado por el cuerpo de la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola.

 No hacemos referencia a la-pescadilla-que-se muerde-la-cola porque esta es una pescadilla autorreferencial que es capaz de taponar con la cola su propio agujero.

 En cambio, la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola es una pescadilla héterorreferencial, siempre referida a su agujero, intaponable, porque no hay cola-tapón que valga para taponarlo.

 El bucle es un borde en movimiento que se mueve al ritmo marcado por el agujero irreducible.

 Es un borde con swing que ejecuta el free jazz.

 La circunferencia es un borde inamovible, rígido, ortopédico, más parecido a un corsé que a cualquier otra prenda que deja al cuerpo con plena libertad de movimientos.

 Nos hemos encontrado, en el conjunto de los bucles psicoanalíticos, de los volatines, volteretas, saltos mortales, acrobacias varias, que tienen lugar en una cura analítica, con el caso particular y paradigmático de la-pescadilla-que-no-puede-morderse-la-cola.

 Dicho de otro forma, de la-pescadilla-que-no-puede-pescarse-su-propia-cola (en una relación pescador-pescado o pecador-pecado).

 Lo que apreciamos es que la pescadilla pilla, después de cada volatín, retorsión sobre si misma, en su intento, siempre fracasado, de agarrarse su cola, traza en el aire o en el agua un grácil bucle.

Las acrobacias de los bucles

 Esta pescadilla-que-no-puede-morderse-la cola es una pescadilla auténticamente inconsciente.

 ¿Por qué?

 Porque tanto su eje de giro como su sudodicha cola -¡que trae cola!- las tiene en la "Otra escena".

 Incluso, puestos a desvariar, podemos afirmar que la-pescadilla-que-no-puede-morderse-la-cola es una pescadilla notoda-cola (es evidente que la pescadilla no es un pescadillo, es una hembra de pescadilla).

Si las niñas se juntan con las niñas, como las pescadillas se arrejuntan con las pescadillas, y notoda connive (de connivencia) con notodo, el goce de la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola es un goce notodo que se caracteriza porque no admite ninguna connivencia ("Disimulo o tolerancia en el superior acerca de las transgresiones que cometen sus subordinados contra las reglas o las leyes bajo las cuales viven").

 Se trata de un goce cuya condición de gozo, gozosa, se basa en que no mira hacia otro lado cuando se cometen transgresiones de la ley: no cede a ninguna connivencia.

 En el-agujero-de-la-pescadilla (irreducible) perteneciente a la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola (borde pulsional) se puede escribir algo; por ejemplo, si nos da por ahí, porque somos escritores, podemos escribir una letra a.

 Resulta que con este acto de escritura le hemos dado su lugar al objeto @, o, lo que es lo mismo, al goce-de-la-pescadilla del que goza con fruición la-pescadilla-que-no-se-muerde-la cola; goce que es notodo-cola, que tiene una parte de piña colada y otra parte que no cuela ni aunque uno se beba toda la piña colada o la coca-cola del mundo (no estoy hablando de la coca, sino de la cola, esa cola que hay / no-hay).

 El objeto @ es el objeto de la cola-da, que da o trae cola, en el sentido de que se cuela (colarse, con el doble significado de pirrarse, relamerse los labios; y, también, equivocarse, meter la pata, confundirse).    

 El objeto @ nunca es un objeto específico, adaptado y adecuado para satisfacer el deseo; entre otras cosas porque, en su condición de causa, está antes del deseo y no después.

 Es el objeto-rotonda que permite que la pulsión ($<>D), describiendo la figura de un ocho interior, gire, realice su tour, dé la vuelta, alrededor del agujero irreducible del deseo ($).

 El objeto @, más allá de su ditmensión de causa del deseo, situado en el agujero éxtimo, es también objeto de goce, portador de un plus de gozar, de un ex-ceso que sobrepasa, por arriba o por abajo, la barrera de la homeostasis, el principio del placer.

 Un sujeto llega a un psicoanálisis por un desengaño (que no tiene porqué ser amoroso), por la experiencia (siempre traumática) de que la-pescadilla-no-se muerde-la cola.

 A esta experiencia, en la que uno se confronta al agujero de la pescadilla, la llamamos síntoma.

 Cualquier síntoma atenta contra la ilusión de que hay-al-menos-una-pescadilla-que-se-muerde-la-cola.

 Por eso, en un psicoanálisis, es muy importante que el psicoanalista, acompañado del analizante, jueguen juntos al juego de la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola; esto es lo único que pondrá a nuestro alcance, si se es suficientemente perseverante en el juego, el agujero de la pescadilla ($) y el objeto que se escribe sobre ese agujero (el @). 



En un psicoanálisis, tomando como baliza el sínthoma, es muy importante poder localizar el agujero irreducible porque sabemos que ahí, en su centro, se localiza el objeto @, alrededor del cual giran y giran los significantes de la demanda: ($<>D).

 Más que algo que se localiza, el a, en su estatuto de letra del goce, es algo que se escribe, que se construye en un análisis.

 El sujeto construye, escribe, esta letra a, con su cuerpo, con su carne, con sus significantes más carnales, más gozosos.

 Si escribimos la letra a, lo real del goce, en el centro del agujero de la pescadilla (también se puede escribir o escriturar en el agujero del deseo del toro, en el patio de luces del edificio escheriano, o en el triskel armado del nudo borromeo), esto puede dar una cierta sensación de placidez, como si se tratase de una pequeña barquita balanceándose tranquilamente en el centro de un estanque recóndito  y pacífico.

 Pero el objeto @ no es nada plácido y pacífico; más bien es un objeto aguerrido, perturbador, que altera y despierta.

 Por ello, hay que darle otra representación topológica.

 Ese objeto tan inquietante, espabilante por angustiante, más que en el centro de un pequeño lago recoleto, hogareño -heimlich-, a pesar de ser insituable, se puede situar cual verde manzana en la boca de un gran pez de afilados dientes.

 El pez es incapaz de tragarse la manzana porque un pez y una manzana son incompatibles entre si.

 La boca del pez no está hecha para la manzana y a la inversa.

 El pez clava sus afilados dientes en la blanda carne de la manzana, pero hay un problema de tamaño, de dimensiones, que convierte todo este asunto en algo indigesto, intragable, como querer comulgar con ruedas de molino (aquí sería comulgar con redondas manzanas).

 Para un pez es más facil partir el aire en lonchas que tronchar por la mitad una vulgar manzana.

 El cochinillo, para estos menesteres manzaniles, tiene una boca menos menesterosa, mejor armada.

 Lo que es imposible para la pescadilla es poder cortar la manzana; carece del instrumento de corte, de ese filo del significante con el que contamos y cortamos los deseres hablantes.

 La pescadilla puede morder la manzana pero es incapaz de ingerirla, de hacer un buche con ella y... ¡para adentro!

 Si llega a algo (y ya sería mucho llegar) es a clavar su dientes en la manzana, con el riesgo de rompérselos todos (los dentistas está muy caros, incluso para las pescadillas).

 En su intento de despedazarla, de trocearla, es ella la que va a quedar despedazada, triturada, hecha papilla.

 A la valiente y osada pescadilla, con la manzana en la boca, como una Eva cualquiera, tentada por la serpiente-falo, la han metido, acompañada de la manzana, en el horno, de donde ahora la sacan, acompañada esta vez de una manzana asada, para zampársela, como está mandado, con manzana y todo.


El pez grande, en una cadena sin fin, se puede comer al pez chico; lo que no se puede comer es la manzana de Eva, el objeto@, que es incomestible, intragable

  • Una manzana intacta es una circunferencia
  • Una manzana horadada por un gusano es un bucle.
  • Una manzana atravesada de cabo a rabo por un gusano es una banda de Möbius.
  • La misma manzana anterior, cortada por la mitad, es un cross-cap.
  • Una manzana a la que se ha arrancado su corazón es un toro.
  • Una manzana de caramelo es una botella de Klein.
  • Una manzana que te arrojan a la cara es un objeto @.

Una manzana agujereada por un gusano-significante es un bucle

  • Es posible (cesa-de-escribirse // no se puede no descartar), que un mono, tecleando al azar en una máquina de escribir, durante un tiempo infinito, escriba La Iliada
  • Es imposible (no-cesa-de-no-escribirse // se descarta) que una pescadilla -se muerda o no se muerda la cola- se trague una manzana.
  • Es necesario (no-cesa-de-escribirse // no se puede descartar) que un cochinillo se coma una manzana, y todas las manzanas que sean necesarias.
  • Es contingente (cesa-de-no-escribirse // no se puede descartar que sí / no se puede descartar que no), como la manzana de Eva, origo de nuestra perdición, de nuestra exclusión del Paraíso, el encuentro fallido -tíchico- con el objeto @.

 Esta es la fórmula del fantasma manzanil o manzanero:

  "Lo-que-no-se-puede-no-descartar" ($) <> "Lo-que-no-se-puede-descartar-que-sí-o-que-no" (a).


Un cochinillo soñando con manzanas

 Una manzana en la boca de un pez compendia todas las características del objeto @: algo intragable, inasimilable, imposible de metabolizar, inabordable, a lo que no se le puede hincar el diente (antes se rompe el pez los dientes que se traga la manzana).

 Por mucho que el pececito se aplique con el agujero bucal, intentando abrirlo más y más, la manzana no entra, no se deja capturar, digerir.

 El objeto @, al igual que la redonda manzana para el pescado, es algo, un objeto, que no es como los demás (los bienes del mundo = fuente de placer) que siempre se atraviesa.

 La manzana, en su relación de losange (<>), de corte, con el cuerpo del besugo o de la pescadilla, siempre va a caer como un resto, como un real inasimilable, con sus dos semblantes: el de pérdida (con el signo negativo); y el de plus o exceso (con el signo positivo); entiendo que se trata de (-) y (+) con respecto al goce, porque una manzana, incluso para un besugo o una pescadilla, es un objeto de lo más apetecible, para relamerse, con el que se le hace la boca agua.

 El problema es que con ese objeto de rechupete -la manzana-@-, el besugo o la pescadilla no saben lo que hacer.

 Este es el motivo por el que la-pescadilla-que-no-se muerde-la cola se dedica a dar vueltas alrededor del (agujero + a) de la pescadilla; y, el besugo, a su vez, se dedica a afilarse los dientes con la manzana, de la que no puede pillar cacho.

 Si uno no sabe lo que hacer con algo, por ejemplo el besugo o la pescadilla con la manzana, es porque este algo no es un útil ni un bien.

 La única alternativa que le queda es gozar de ese algo, convertirlo, a duras penas, para su mayor satisfacción-insatisfacción, en el objeto de su joy, de su gay saber.

 Es lo mismo que le pasa a la demanda del toro con el objeto @; a la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola con su cola real (el falo real); y a los hombrecillos escherianos con el belvedere (el objeto- mirada).

 Si uno quiere levantarse a una pescadilla nocola o a un besugo notodo lo mejor es entrarles a través de ese algo que no es nada, el (a), el objeto o la escritura del goce, eso que se ignora absolutamente; ¡nos lo agradecerán!


El pescadito apoyado en una acumulación de frutas totalmente inadecuadas para su dieta, entre ellas una manzana

 El objeto @, el objeto de la pulsión, es un objeto tan inadecuado para el goce como la manzana para el besugo; una flor en el culo; el palo de una escoba para tocar el violín (¡o los cojones!); un cepillo de dientes para un mono; o un casco para una hormiga.

 Todo esto no supone que todos estos objetos, precisamente por su inadecuación, no sean la fuente de un goce intenso (como bostezar una y otra vez).

 Los objetos bien encajados y dispuestos, acomodados, que permiten el descanso, que son fuente de bienestar, son los objetos del placer.

 Si estos objetos procuran el equilibrio, los otros, los del goce, conducen al desequilibrio, a los mayores excesos, a la locura, incluso a la muerte.

 Estos objetos, tan espantosamente mal avenidos con nuestros anhelos más queridos, con nuestros ideales más preciados, dejan al mundo lleno de damnificados, de dejados de la mano de Dios.

 Clasificación de lo inclasificable:

  1.  La-pescadilla-que-se-muerde-la-cola: que tiene la desgracia mayúscula de no haber sido castrada de su cola, de ese apéndice tan molesto que la exige todo tipo de servidumbres; se trata de La pescadilla-toda, todo pescadilla desde la cabeza a la cola; es La Pescadilla no-tachada, esa que no existe; el cuerpo de esta pescadilla bordea un agujero reducible, un seudoagujero, que la adscribe, en la clasificación de las pescadillas, al grupo de las circunferencias (vive en un tiempo detenido, sin muerte y sin castración, en el no-tiempo del eterno retorno).
  2. La-pescadilla-que-no-se-puede-morder-la-cola: la pescadilla cascadilla que, por no saber, no sabe ni dónde tiene la cola, siempre con el temor de dejarla por ahí perdida, abandonada en cualquier esquina; su cuerpo es el borde de un agujero irreducible; pertenece al grupo de los bucles, con sus flechitas que marcan el sentido de su desplazamiento en el tejido espacio-temporal.
     

La clasificación de las pescadillas a partir de su cola. No es que tengan más o menos cola, sino que les falte o no

 Para acabar, una síntesis apretada o bucleada sobre pescadillas y otros especímenes

 En el conjunto de los bucles, con sus dos representantes eminentes como son el toro y el cuadro de Escher -"Suben y bajan"-, incluimos, metiéndola por la puerta de atrás, tapándonos la nariz porque está un poco pasada, de vuelta de todo, o vuelta y vuelta: la-pescadilla-que-no-se-muerde-la-cola.

 Tanto el toro, con sus dos curvas cerradas, la de la demanda (cuyo bucle gira continuamente alrededor del alma del toro) y la del deseo (cuya curva rodea el agujero central), así como "Suben y bajan" de Escher, con sus dos columnas de hombrecillos que son como una-pescadilla-que-no-se muerde-la-cola, porque ninguna de ellas, por mucho que suba o baje, se cruza, encuentra, contacta con la otra (se podría imaginar que la columna más exterior es la cabeza, y, la otra, la más cercana al patio de luces, la cola; o a la inversa).

 Lo importante es que las dos hileras de hombrecillos son como dos líneas paralelas que se cortan en el infinito, en el llamado punto impropio; pertenecen al conjunto de los bucles cuya curva cerrada gira alrededor de un agujero irreducible: el del deseo.



Las paralelas se cortan en el infinito o en un espacio curvo

 La curva cerrada que traza el bucle de la demanda en el alma del toro gira sin saberlo alrededor del agujero central.

 Por cada vuelta completa que da el círculo de la demanda alrededor del alma del toro hay un vuelta de más, no contabilizada, la que traza este mismo círculo de la demanda alrededor del agujero central -éxtimo-, del deseo.

 Por este motivo, la curva cerrada de la demanda del toro que gira alrededor del agujero irreducible del deseo, no es una circunferencia, sino un bucle.

 En el caso de "Suben y bajan" las dos filas de hombrecillos, al ser idénticas en todo excepto en que una sube y la otra baja, las podemos tomar como una única fila de hombrecillos que suben y bajan continuamente a lo largo y ancho de esa escalera circular.

 Esa única fila de hombrecillos subientes y bajantes, sin saberlo, da siempre una vuelta-de-más, que escapa a cualquier contabilidad (por eso tiene un signo negativo), alrededor del patio de luces (el agujero central de esta escalera escheriana).



Escalera imposibilitada

 La escalera escheriana, aunque, como tal escalera, sea estática -no sube ni baja (solo suben y bajan las personas que se desplazan por la escalera)-, es un bucle escaleriforme que pertenece al conjunto de los bucles, de las curvas que se desplazan en el tejido espacio-temporal alrededor de un agujero irreducible, representado por el patio de luces.

 Al ser este agujero irreducible los hombrecillos no tienen más remedio que dar vueltas una y otra vez a su alrededor.

 En conclusión, "Suben y bajan", como figura topológica, pertenece al conjunto de los bucles.

 Esto implica que esa escalera paradójica es un bucle, es decir una curva cerrada que alberga en su seno, abrazándolo, enroscándose en torno a él, un agujero imposible de ocluir.


Seminario IX de J. Lacan

 La paradoja surge porque la escalera, aunque topológicamente es un bucle, una curva que recorre el borde de un agujero, en realidad, está estática, fija, sin movimiento.

 Los que se mueven son los hombrecillos que suben y bajan por ella.

 Por lo tanto, se combina un elemento estático -la escalera-, con un elemento móvil -los hombrecillos que suben y bajan por esa escalera-.

 Esto se manifiesta en que los hombrecillos, a la vez, están detenidos, estáticos, en posición de stand-by en cada uno de los escalones, al tiempo que, como conjunto de hombrecillos, se mueven, subiendo y bajando en torno del patio de luces.

 Por la Ley de la Gravedad, todo lo que sube baja; en cambio, aquello que baja, por no se sabe qué puñetera ley, probablemente por el peso del goce, puede ser que jamás vuelva a subir ... como todos esos hombrecillos que están "detenidos y / o en movimiento" en cada uno de los escalones.

 La circularidad del bucle, con los signos (+) (sube) y (-) (baja) que se anulan entre sí

 El bucle es la curva que se podría cerrar sobre si misma en un punto como una circunferencia, pero, que, de forma misteriosa, casi mágica, no lo hace.

 Ahí donde todo está dispuesto para que el bucle se detenga en su camino, en una clausura definitiva, de repente, sin saber cómo ni porqué, en un giro sorprendente, se toma las de villadiego; en una inesperada torsión, realiza un cruce quiasmático, para, al final, irse a tomar viento, despidiéndose de esta forma: "Adios muy buenas, me voy por donde vive, y, si te he visto, no me acuerdo".