El fantasma del Hombre de los lobos, la mariposa que abre y cierra las alas, desencadenando una reacción de angustia, está bajo la primacía de la letra, que es tanto como decir del goce.
Seguir el rastro de la letra comporta descifrar las huellas del goce.
La letra es el axioma de la demostración del goce.
La letra que le ha tocado en suerte al Hombre de los lobos, en la tómbola de la existencia, es una V.
La V es una letra que se abre, pero que, a la vez, se puede cerrar.
Se abre y se cierra, como el movimiento acompasado de las alas de la mariposa, alrededor de lo real del goce, que es un vacío que ha capturado entre sus élitros una brizna de jouissance. (El poco de realidad del que habla Lacan.)
Si invertimos la V, poniendo sus dos extremos abajo, y el vértice inferior arriba, nos encontramos con un auténtico compás, con un instrumento de escritura, matemático, que nos permite trazar figuras geométricas; realizar proyecciones; traslaciones; rotaciones; dibujar circunferencias en un mapa, que unen los diferentes puntos entre sí. (En resumidas cuentas, operar con el goce desde el saber, la lógica, el significante.)
El compás, un instrumento de escritura que traza letras y signos matemáticos |
Desde aquí todo nos conducirá al campo del goce, con el matiz de que se trata del goce del Otro, ese que se constituye como lo más éxtimo de nuestro ser.
El compás, la brújula, con sus dos círculos concentricos que señalan el norte y la dirección del barco |
Estamos ante una auténtica sopa de letras, donde hay algunas que sobrenadan y otras que se hunden.
Incluso existe un tipo de letras-boya que, constantemente, aparecen y desaparecen.
Por no dejar de señalar las letras-flotador, a las que uno se puede agarrar cunado está en peligro de ahogamiento.
También están las letras-baliza (¡o paliza!) que marcan el camino que conduce al goce.
Y las letras-cuchillo, que se clavan profundamente en la piel dejándote como recuerdo (¡para que no te olvides de lo real!) una marca indeleble y un dolor insoportable.
Y las letras-sínthoma, irreductibles a cualquier sentido.
Y la letra-muerta, que nos da la vida. Etcétera y etcétera.
Una auténticamente amada sopa de letras |
Y, cuando hay tantas letras en danza, eso significa que estamos sobre el litoral del goce.
Literal-litoral son los dos rasgos que caracterizan el campo de lalengua.
¿Cómo se lee el fantasma?: $<>a
Se trata de una fórmula, de un matema, en el que se establece una relación lógica entre el sujeto dividido por el significante ($) y el objeto @; por consiguiente, entre un elemento simbólico y otro real.
No olvidar nunca que se trata de letras que escribimos.
Lo que introduce el psicoanálisis de original es que esa escritura se inscribe sobre la superficie topológica del cuerpo.
Las letras, impresas sobre la carne, agujerean el cuerpo y lo hacen gozar,
El fantasma es la relación de corte, de losange, lógica, que se establece entre el $ y el objeto @.
Por la estructura lógica del rombo se puede plantear que, entre los dos términos del fantasma, el simbólico y el real, se establece una relación compleja -sincrónica- de conjunción / disyunción, mayor / menor, que anuda al $ y al @.
El compás del fantasma |
En el fantasma juegan su baza dos elementos disímiles: el $, de raigambre o estambre simbólica; digamos que se trata de esas dos alas que se abren y se cierran, en un movimiento de abanico, el S1 y el S2 que representan al sujeto dividido por el significante: "el S1 (significante amo) representa un sujeto ($) para el S2 (significante otro)".
Esta es la lectura que se puede hacer de esa danza que ejecuta la mariposa macaón cuando se posa en una flor.
Se podría llamar la danza alada.
La danza alada |
Además, en ese síntoma-fantasma del Hombre de los lobos, en la fobia a la danza de la mariposa, también se encuentra, como no podía ser menos, el rombo, el losange, la hendidura: ◊
El sujeto del corte |
¿Dónde ubicamos esta función de corte que vincula de una forma compleja al $ y al objeto @?
En la hendidura que se abre en el objeto mariposa cuando agita acompasadamente las alas.
Si este movimiento es la figura de la letra V, sus dos brazos serían el S1 y el S2, y, el espacio entre ellos, la abertura, la hiancia, correspondería al sujeto del corte, dividido, escindido por el significante ($).
La letra V: la hiancia |
II) La V de la mariposa y el goce femenino
¿Qué es lo que desencadena la fobia del Hombre de los lobos?
¿De qué huye?
Una mariposa posada en una flor, que abre y cierra las alas, parece algo de lo más inocente, incluso bucólico, en absoluto apto para desencadenar una reacción de pánico.
Se trata de la escena primaria, de un ser que está detrás de la apariencia.
La V hace referencia al cinco en la numeración romana, la hora en la cual, al Hombre de los lobos, durante su infancia y juventud, hasta la actualidad, le acometen los accesos de depresión.
Se trata de esa hora del despertar en la que se convierte en inocente espectador de la realidad de la escena primaria, aquello real que nadie puede ver, solo escuchar, escribir o gozar, por su tendencia inveterada e irresistible de escapar a la Mirada.
Esta escena traumática tiene lugar bajo la forma de un coito a tergo. ("Sexo por detrás; era conocido en la antigua Roma como coitus more ferarum: coito a la manera de los animales".)
Leído al pie de la letra: los padres tienen un encuentro sexual al modo de los animales, por detrás, que toca todas las teclas que hacen resonar el goce del cuerpo, excitando las zonas erógenas. (El infans abre los ojos: mira; emite una deposición: caga; llora: lagrimea.)
El movimiento de las alas de la mariposa se asocia, en el recuerdo del Hombre de los lobos, al movimiento de una mujer que se abre de piernas.
La conexión entre los dos movimientos es significante porque ambos son movimientos-significantes.
Una mujer abierta de piernas: es evidente que esta postura no le deja a la madre en muy buen lugar.
La madre, en la estructura, siempre está en una buena posición, bien asentada sobre el terreno, firme, digna, respetuosa, amable.
Digamos que es una posición un tanto cochina.
Es una posición indigna de la madre, more ferarum.
De ahí a afirmar que la madre es una guarra media un abismo, aquel por el que se pierde el Hombre de los lobos.
Ese abismo del sexo, del goce, es lo más traumático de la escena primaria: el "encuentro fallido con lo real".
¿Cuál es la llave que abre las piernas de la madre?
Lacan insiste en que lo que abre el cerrojo, lo que rompe el catenaccio, es la llave maestra del significante, el S1. (El rasgo unario)
La V de una bailarina que se abre de piernas, al compás de la música, siguiendo las indicaciones de la composición |
¿Qué es lo que le falta a la madre?
Decir que es el falo es decirlo todo y, a la vez, no decir nada.
Es mejor plantearlo así: el falo es lo que el pequeño lobo mirón no tiene, lo que le falta, y que el padre tiene para dar y tomar. (Por arrobas)
Por lo tanto, como es elemental, mi querido Watson, el hijo, quiera o no quiera, solo puede recibirlo como un don gracioso, gratuito, de su amado-odiado padre.
También lo podría obtener de contrabando; aunque no se lo aconsejo.
En ese caso, suelen ser falos muy defectuosos, que fallan a la primera, como las escopetas de feria, que casi nunca se sostienen, que carecen de cualquier garantía.
Es mejor hacerlo todo de forma legal, utilizando los recursos de la ley, cumplimentando todos los trámites, respetando los tiempos lógicos, las obligaciones contractuales, los compromisos adquiridos, los derechos y los deberes, ¡como Dios manda!
Así podrá disponer de un documento, de una cédula, con todas las garantías, los requisitos legales, debidamente autorizada, bendecida por la ley del padre, sellada y matasellada, ¡como Dios manda!
En estos asuntos del deseo, de falicidades notariales, nada fáciles ni felices, de documentos fálicos, de actas que portan el sello del significante del falo, lo mejor es apelar al registro de la palabra, encomendándose como quién no quiere a la ley del significante, poniéndose bajo la advocación de la instancia paterna.
En el negociado del deseo, lleno de registros, archivadores, legajos, folios, incunables, copias legalizadas y no legalizadas, firmadas o pendientes de firma, etc., la mirada es engañosa, desorientadora, extraviante, perturbadora.
Aquí, solo los incautos del inconsciente no yerran.
Que, en la escena primaria, el padre lo tenga le hace caer al lobito de su posición de serlo.
Todas estas evocaciones giran alrededor de la escena primaria; son como astillas desprendidas de su gran tronco.
Se podría plantear que la escena de la fobia a la mariposa es una especie de recuerdo encubridor; que, detrás de ella, está el recuerdo traumático de la escena primaria, cuyo contenido más angustiante se relacionaría con la percepción de la castración en la madre (sabiendo que se trata de la castración imaginaria, de la efracción corporal, del despedazamiento especular), y, con la impotencia imaginaria del padre, que se hace presente en el momento de la desaparición de su pene en la vagina materna.
Pero justo esto es lo verdaderamente traumático de la escena primaria, la suma de dos impotencias, la del padre y la de la madre; o, lo que es lo mismo, la multiplicación de dos castraciones imaginarias, que produce un efecto de esquizia, de disyunción alienante con respecto al deseo.
La única prueba admisible e incontrovertible de la existencia del deseo pasa por el deseo del Otro, por ese objeto, al que nombramos @, que es causa del deseo de ese padre y de esa madre, que, más allá de sus impotencias respectivas, mantienen una no-relación de goce, que el lobezno capta en la expresión facial de satisfacción en la madre. (Este es el signo de la castración en la madre.)
Que el padre se la meta es causa del goce de la madre.
El resto que cae después de este encuentro gozoso entre los padres es el objeto @.
Este objeto que cae de forma retroactiva como el resto desechable de la operación de división subjetiva, aquello que se pierde en el encuentro posible-imposible entre los sexos, se sitúa, con respecto a ese mismo encuentro, en una relación de anterioridad lógica, en función de causa del deseo.
Si, en la escena primaria, el infans es capturado por la mirada fija y atenta de los lobos, desencadenando su horror, el miedo a ser devorado, esto es debido a la irrupción angustiante, en lo real, del objeto @ (bajo la forma ejemplar de la mirada del Otro), que no es sujetado, desde la vertiente de lo simbólico, por los contrafuertes, los estribos, los arbotantes (del francés arc-boutant, literalmente arco que transmite), los muros de carga de la función paterna, que actuarían, desde un lugar tercero, de mediación significante, de ley, como contrapeso del trou-matisme. (Todo aquello que se puede englobar bajo el epígrafe, el patronazgo, el patrocinio, del Nombre del Padre.)
El arbotante, el arco que transmite la función paterna, que sostiene la bóveda del sujeto |
Hay que partir de la base, del arco de bóveda, que lo traumático de la escena primaria reside en el encuentro, siempre fallido, tíquico, del sujeto con lo real del goce. (Marcado por la contingencia y lo azaroso.)
La fobia a la mariposa -el síntoma-, y la imagen de una mujer que se abre de piernas -el fantasma-, no son, desde el punto de vista de la estructura, del mismo orden que el trazo literal, la grafía de la V.
La imagen fascinante de la mariposa que se abre de alas, y de la mujer que se abre de piernas, tienen la función de pantallas fantasmáticas, las cuales, gracias al anudamiento, generador de sentido (jouis-sens), de lo imaginario y de lo simbólico, protegen al sujeto del encuentro traumático con lo más angustiante, con lo real de un goce inasimilable y éxtimo. (La exterioridad íntima.)
El agujero central del toro: el lugar del goce éxtimo |
El goce en cuestión es ese que, en el sueño, remite a la mirada de los lobos, que observan al durmiente desde el marco de la ventana, encaramados al nogal, con extrema atención y fijeza.
Estos lobos, ¿Qué quieren?
¿Me miran a mí?
¿Me desean a mí y solo a mí?
¿Miran más allá de mí?
¿Desean otra cosa?
¿Desean algo en mí, más allá de mí, algo enigmático, que no soy yo?; ergo, ¿el objeto @? (Que, por cierto, Lacan lo ubica en el centro del agujero éxtimo del toro, el del deseo.)
La pregunta por el deseo de los lobos: Che Vuoi |
La V, en su estatuto de trazo literal, en su función de marca, escrita sobre el cuerpo, se adscribe a otra ditmensión, no formando serie con la imagen de la mariposa alada y la de la madre-mujer que se abre de piernas.
¿No podría haber interpretado Freud a su analizante que una mujer que se abre de piernas no puede ser más que una bailarina?
¿No representa la mariposa alada a una mujer danzando, a una danzarina alada?
La letra V, en su tipo-grafía, en su escritura, es un elemento perteneciente a lalengua.
Y lo esencial de lalengua es su carácter de marca que se escribe sobre lo real del cuerpo.
Por este motivo, lo más importante de lalengua, más que su valor de sentido, es su función de marca del goce.
Ante una marca es obligado preguntarse: ¿qué es lo que marca esa marca?
En el caso de lalengua está claro: la marca de lalengua o lalengua en su función de marca, marca el cuerpo.
Partiendo de aquí, de la certeza de la marca, avanzamos con la pregunta: la marca que marca el cuerpo, ¿qué es lo que marca?
No hay duda: la marca que marca el cuerpo lo que marca es el goce de ese mismo cuerpo que marca.
Aquí todo gira alrededor de la repetición de las marcas.
Por convención, a esas marcas las llamamos letras.
Si las marcas se repiten, como estamos demostrando, es porque hay un goce en juego.
Lalengua es el conjunto de las marcas que escrituran el goce del cuerpo; en el sentido de que le otorgan un carácter legal gracias al cuerpo de una escritura hecha de trazos literales.
Marcas de pisadas de dinosaurios sobre las rocas |
¿Qué es lalengua?:
"Lalengua no es el lenguaje; mientras el lenguaje está del lado de lo simbólico, de la estructura, lalengua está más del lado de lo real, de los efectos de lo real sobre el cuerpo (...) El significante en su estatuto de letra y separado del sentido, es lo que Lacan va a llamar lalengua, <<un saber que se presenta como una huella, un trazo, como una escritura de lo que fue nuestra relación originaria con la lengua materna>> (...), marca del goce en el cuerpo." (coiteraciones.blogspot.com/2012/08/350-lalengua-y-lo-real.)
De la letra V no nos interesa tanto su sentido que, de hecho, no lo tiene, ni su condición de significante, que correspondería al cinco (5) en la numeración romana, sino su ditmensión real de rasgo o trazo de escritura.
La escritura de la V |
La letra V interesa al goce, en su condición real y literal, de trazo de escritura, que traza la línea quebrada y accidentada del litoral del cuerpo.
Ese litoral, donde se intercambia el goce, se dibuja como una especie de golfo, ensenada o bahía, que recorre la orografía del cuerpo.
El litoral de un golfo: la V marina |
La letra V es la marca-litoral del goce.
El concepto de litoral procede de la topología de los nudos; concretamente, del anudamiento borromeano.
Solo hay marca-litoral del goce a partir del enlace borromeano entre las ditmensiones RSI, que hace cuerpo.
El trazo literal, el rasgo de escritura:
- Hace cuerpo.
- Hace goce.
- Hace litoral.
De hecho, las dichomansiones de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario, son tres letritas que escribimos así: RSI.
En su función de trazo literal hacen cuerpo borromeano, litoral del goce.
El litoral del goce, en cuyas aguas se baña el objeto @, es el recinto triskeliano, abordado también como trazo literal.
El nudo borromeo: el litoral de los goces |
Es curioso, pero, si nos fijamos en el garabato del triskel, en su rúbrica, su forma podría corresponder perfectamente a una V dada la vuelta, o, lo que sería equivalente, a una letra η. (Teta.)
Triskel runes (signo o alfabeto) por Emmyvanruijven |
"El trisquel o triskel, también llamado trikele o trinacria, es un símbolo geométrico celta y curvilíneo formado por tres brazos en espiral que se unen en un punto central, círculo o triángulo, configurando la forma de una hélice, es parecido a la esvástica o el tetraskel, una de las diferencias es que estos últimos tienen cuatro brazos formando ángulos de 90º. El tres es el número más sagrado para la cultura celta, y representa la perfección y el equilibrio".
Contamos ya, en nuestra tarea de recolección de los cultivos literales, de lo más cultivados, con esta serie literal: T (triskel)-V (mariposa)-η (teta).
¿La forma del triskel o trikele no es análoga a la del órgano sexual femenino?
¿No habría entonces que asociar el goce femenino, específico de la mujer, notodo, al tres?,
Algo equivalente -¿por qué no?- a la fórmula de la TRI-METILAMINA: t-vη
Se trata de tres letras, de una trinidad o trilogía literal, literaria, que, actuando como marca-litoral, permite sostener el goce.
Es la matriz literal de un goce que, en su fijación, hace cuerpo, hace nombre propio.
Rúbrica de la V de fuente gótica |
Entonces, estábamos con la relación entre la mariposa y la mujer.
Esto nos había conducido a la fórmula del fantasma en la que se plantea una relación de losange, romboidal (◊), con el goce, con el objeto @; en tanto eso real que, por ser irreductible a lo simbólico, caída, resto, tiene función de causa del deseo.
Para interpretar bien toda esta sopa de letras hay que partir de la base de que en el síntoma la mariposa tiene función de significante.
La fobia a la mariposa, tomada al pie de la letra, es el temor o la angustia que siente un sujeto frente a un significante.
Si la mariposa es un significante es uno que, como el inconsciente, se abre y se cierra.
Esta dimensión simbólica de la mariposa la encontramos en las leyendas, los mitos y las tradiciones de los pueblos.
Las mariposas son criaturas altamente simbólicas para muchas culturas, incluyendo la nuestra.
En Japón, una mariposa representa la condición de mujer joven, y dos mariposas simbolizan la felicidad conyugal.
Para los aztecas del México antiguo, las mariposas eran las almas de los guerreros muertos, caídos en el campo de batalla, así como las almas de mujeres que habían muerto en el parto. (Las dos muertes más nobles para un azteca.)
En el cristianismo representa el alma escapada de los confines de la carne.
Tatuaje de mariposa |
La mariposa, en el occidente, simboliza, en su metamorfosis, la transformación de una existencia, desde la oruga, que se arrastra con lentitud, pasando, a continuación, por la latente y cautiva crisálida, en su capullo, renaciendo y transformándose al final en una criatura alada de luz y de aire.
En el caso del Hombre de los lobos se hace referencia al valor significante de la mariposa:
" (...) El paciente explicó un día que en su idioma la palabra mariposa -babuschka- quería decir también <<madrecita>>, y que, en general, había visto siempre en las mariposas mujeres y muchachas y en los insectos y las orugas muchachos...".
Por lo tanto, la mariposa -babuschka-, en el ruso, es un significante de doble sentido que significa tanto mariposa como madrecita.
Gracias a una mariposa y a la estela que deja en su vuelo, nos adentramos por las vías y los caminos del significante, que son los del análisis.
La fobia a la mariposa pone en evidencia diferente dimensiones.
Ya hemos señalado la dimensión significante de la mariposa.
Mariposa, babuschka en ruso, significa tanto mariposa como madrecita.
Es un lexema de doble sentido, en el que un significante remite a dos significados.
El motivo de esta ruptura del signo lingüístico, que se asocia a la primacía del significante sobre el significado, depende de la existencia de la barra del significante, que, en su función de barrera, preserva el flujo continuo de significados en el piso inferior.
Utilizando un término freudiano, muy caro para Lacan, se podría afirmar que el significante babuschka está sobredeterminado. (Pertenece a varias cadenas del significante.)
Pero hay algo más.
No solo está el significante babuschka, también nos encontramos con la dimensión de la letra.
La letra pertenece a la ditmensión de lo real.
El movimiento de abertura y de cierre de las alas de la mariposa traza, sobre la superficie del aire, la forma, la tipografía, de la letra V.
Es evidente que no se trata propiamente de la caligrafía de la V, hecha con esmero, elegante, artística, en su acabado orto-gráfico, sino de algo más cercano a un trazo (a un trozo), a un rasgo, a una rúbrica.
No es una cuestión puramente estilística, ornamental, dado que, mediante su carácter de trazo de escritura, nos aproximamos a su función de marca.
Si el significante babuschka se adscribe a la ditmensión de lo simbólico, la letra V, en cambio, en su función de marca del goce, pertenece a la ditmensión de lo real.
También hay que dar su lugar y su función a la escena imaginaria, a esa mariposa Macaón, de colores fascinantes, representación de la belleza, que se posa en una flor para libar el polen, que, en su ditmensión de imagen, recubre ese núcleo traumático de lo real del goce.
La rúbrica de la V: el trazo literal en su función de marca del goce |
La angustia, en tanto es señal de ese núcleo de lo real del goce, es el afecto que no engaña.
El cabo que tenemos que sujetar con firmeza, para continuar nuestras pesquisas, y no perder el rastro de ese bello insecto, que nos conducirá a la verdad. es que la letra V, como rúbrica trazada por el movimiento de las alas de la mariposa, captada y traducida desde el fantasma del Hombre de los lobos, es la marca del goce.
¿De qué goce se trata?
Porque hay más de uno.
De hecho el goce que nos interesa está entre el +1 y el -1
Se le puede considerar el goce del 0; sin tener nunca muy claro si el 0 goza o no y cómo es su goce.
El Hombre de los lobos relaciona el movimiento de las alas de la mariposa con el de una mujer que se abre de piernas.
Por lo tanto, si lo que está en juego en este síntoma fóbico es el goce, éste no podrá ser otro que el femenino, el goce de la mujer, ese que Lacan describe, desde la lógica de la sexuación, como notodo fálico.
Fórmulas de la sexuación |
El número V en la numeración romana corresponde a la cifra 5, la hora en la que el sujeto supuesto pudo observar, en la primera fila del palco, la escena primaria, el coito gozoso de los padres.
De hecho, el Hombre de los lobos que, inicialmente, percibe esta escena como un acto de violencia, de sometimiento sádico de la madre a manos del padre, recuerda en el análisis la expresión de "intensa satisfacción" en el rostro de la madre, lo que le arrastra, aprés-coup, a la conclusión de que se trató de un encuentro sexual; como tal, interrumpido.
Si los significantes en juego son "babuschka" ("mariposa" y "madrecita"), y el número 5 en la numeración romana (la hora hamletiana de la escena primaria, del trauma), en cambio, el goce se anuda a la abertura de las alas de la mariposa macaón, cuya marca tipográfíca es la letra V.
La pantalla de esta marca gozosa en el cuerpo es la representación fantasmática de una mujer que se abre de piernas.
Aquí habría que proceder a una reducción que invierte el proceso asociativo tal como se plantea en el historial.
En el historial del Hombre de los lobos, tal como es relatado a Freud por el paciente, lo primero, en el orden cronológico, es ese movimiento de apertura y cierre de las alas de la mariposa, que desencadena la fobia, y a continuación, esa primera forma-significante, en su evocación en el análisis, se asocia con otras dos: la V en la numeración romana, y la imagen de una mujer que se abre de piernas con el fin de ser penetrada por el falo del hombre.
Nosotros invertimos la relación causal de esta cadena asociativa.
Lo primero, en el orden lógico, es la letra V, en su dimensión real de marca del goce.
Desde ella, desde este trazo literal, desde esta rúbrica escrita, se derivan, por una parte, la mariposa (babuschka) del síntoma, y, también, la postura de la madre en la escena primaria; que permite observar su expresión gozosa, orgásmica, ante la penetración del padre.
Desde nuestra interpretación, la primacía lógica y causal se la otorgamos al trazo literal V en su función de marca en el cuerpo del goce femenino; el cuerpo de la babuschka; de la madre-mujer.
El asunto crítico pasa por el goce femenino debido a que esta modalidad de jouissance es la que se pone en acto en la escena primaria; incluso se puede decir que es el goce por el que se puja en la subasta en que consiste esa escena coital y coitada protagonizada por los padres.
La escena primaria, en su estatuto fantasmático, tal como se formaliza en el Hombre de los lobos, es la transcripción simbólico-imaginaria de la fórmula de la sexuación que da cuenta de la lógica del goce femenino, notodo.
El goce femenino es notodo fálico -"No para toda x fi de x"- porque hay una parte de él, no toda, que no pasa por el falo, que se goza más allá del Φ.
Es por este motivo que la mujer plantea problemas, aporías, pero también salidas, soluciones.
En la escena primaria, ¿qué es lo que observa el pequeño curioso?
Desde su puesto de vigía privilegiado, desde el recinto de su cuna, mira, con ojos atentos, atónitos, cómo el pene del padre aparece y desaparece en la vagina de la madre.
Esta desaparición del pene del padre en el cuerpo de la mujer, auténtica afánisis, borradura, tachadura del órgano fálico, suscita, en el pequeño voyeur, un movimiento afectivo de pena y de compasión, que le llevará, en el futuro, a la identificación del pene del padre, en su función de significante, con todas las personas que sufren una minusvalía, una carencia (mendigos, enfermos, etc.)
Se ha producido una pérdida de la potencia simbólica del falo paterno al haber sido absorbido por la vagina de la madre.
Esta situación, si es interpretada fantasmáticamente como una devoración del pene del padre por la boca-vagina de la madre, puede desembocar en una impotencia coeundi.
Lo que nos interesa, en esta auténtica evaporación del órgano viril en la vagina materna, es lo que implica de límite, de stop, al goce fálico; que, hasta que es aspirado por el goce de la mujer, aspiraba a totalizarse, a convertirse en hegemónico.
De alguna forma, esta afánisis fálica del instrumento del deseo, sería el equivalente del fading, del desmayo, la caída, la detumescencia del pene simbólico (
En cambio, la mujer tolera muy bien la impotencia del hombre, su desfallecimiento, debido a que en ese hueco que deja la dimisión fálica, en su falla, en su voladura incontrolada, se encuentra con su propio goce, ese que es notodo.
En la escena primaria, a la vez que desaparece, como por arte de magia, el pene del padre -que es un significante: el pene simbólico-, de forma sincrónica, el infans, capta, en el rostro de la madre, en su mirada extraviada -todo el sueño de los lobos gira alrededor del objeto mirada: la mirada de los lobos;su propia mirada-, una expresión de "intensa satisfacción" que, al coincidir con la afánisis del falo, se la puede adscribir al goce femenino, notodo fálico.
Aquí está la clave, en esa relación entre el goce fálico que aspira a todo, que va a por todas, y el goce notodo, desengañado del todo, de vuelta de todo, que va a por una.
Esa mirada de la madre de intensa satisfacción, ese goce femenino de la babuschka, de la madre-mariposa, de la madre-mujer, de la mariposa-mujer, es lo que está marcado con la letra V, escrita en el cuerpo de esa mariposa con nombre propio: macaón.
El movimiento de sus alas es el trazado de la rúbrica.
Es la rúbrica escrita en el cielo.
Letra V -----------------------------------------------> Goce femenino
Macaón (Papilio machaon) |